opinión

Nuestra comida es muy cara

Todos los que viajan se quejan de que nuestro país es caro en relación a otros.

Particularmente la comida. Basta con comprobar cuánto gasta uno hoy consumiendo los mismos artículos que hace un año, dos, tres, cinco. Yo lo sé porque soy el que hago las compras en mi familia, por lo que me sé todos los precios. Y es imponente lo que han subido. Es probable que para mucha gente que goza de un buen empleo, la situación haya podido ser absorbida. Pero a la clase media-baja y a los trabajadores, a los jubilados, se les hace cuesta arriba. Y en esto uno sospecha que hay más de uno que debe estar embolsando lindo porque no hay explicación de por qué han subido tanto.

O si hay explicaciones técnicas –nivel del dólar, inflación– no alcanzan.

Durante estos dos gobiernos se han implementado medidas paliatorias como fue la canasta de productos básicos que se hizo un tiempo con los almacenes de Cambadu. O “el asado del Pepe”, en otro momento. O el congelamiento de precios que hubo a fín de año con los grandes supermercados. No sé cuál es. Pero algo hay que hacer.

En teoría es muy lindo el mercado, donde cada uno elige el precio con que marca sus productos y después es la gente la que busca su conveniencia. Pero en la práctica esto se vuelve difícil de llevar a cabo por mucha gente que tiene poco tiempo porque trabaja todo el día. Y para encontrar el mejor precio hay que buscar y mucho. Hace muchos años –como 40 –, funcionaba Subsistencias, que era una empresa pública que ofrecía en cada barrio un puesto con mercadería muy barata, para todo público, pero que era fundamental para aquellas personas cuyo poder adquisitivo era bajo. No sé qué pasó con Subsistencias. Se le llamaba “el Ente testigo”, porque la gente comparaba así los precios de los almacenes y supermercados.

Estos no deben ser mal negocio, no? Porque los empleados ganan poquísimo y dos por tres se andan vendiendo a poderosos grupos económicos.

En fin, Mujica mismo lo reconoció ayer en Canal 4, nuestra comida es muy cara.

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