editorial

Encuesta: el FA se afianza

Cuando faltan menos de dos años para las próximas elecciones nacionales (y van transcurridos tres y medio desde las últimas), el reciente sondeo de la encuestadora Factum aporta datos interesantes.

En primer lugar, los resultados parecen indicar que la coalición de izquierdas recupera terreno y se afianza en el primer lugar de las preferencias del electorado. En efecto, en comparación con el último trimestre de 2012, el Frente Amplio cosecha un punto porcentual más, pasando de 42% a 43%.

Otro dato a tener en cuenta es que continúa la tendencia a disminuir el porcentaje de indecisos o de aquellos que pensaban votar en blanco o anulado, una opción que refleja un marcado descontento con el sistema de partidos.

De esta disminución de indecisos o de votantes en blanco parece haberse beneficiado en primer lugar el Frente Amplio, pero también los partidos de la oposición, que –sumados– representan el 41 por ciento de los encuestados. El Partido Nacional suma 23 por ciento de adhesiones; el Colorado, 16 por ciento y el Independiente se mantiene en el 2 por ciento.

El mapa político uruguayo aparece, así, prácticamente incambiado: un electorado dividido en mitades. Este nuevo bipartidismo parece sólidamente instalado desde 1999, cuando por primera vez en la historia el Frente Amplio fue apenas superado por los dos partidos tradicionales juntos, y luego –en la elección siguiente, de octubre de 2004– superó a ambos.

Lo llamativo es que esta supremacía de la izquierda se da al cabo de más de dos años de permanente acoso de la oposición, de bombardeo constante contra el gobierno de Mujica de parte de todos los partidos del llano.

Todos los problemas que la oposición y los medios conservadores se han ocupado de magnificar y de explotar para llevar agua al molino de la derecha, no han hecho mella en la intención de voto de la gente.

Evidentemente, los logros del gobierno progresista, los datos de la economía, las cifras del crecimiento, no son números fríos sino que se traducen en una mejora generalizada del bienestar de la gente y, a los ojos del ciudadano medio, pesan más que los problemas y dificultades que enfrenta el gobierno.

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