TIEMPOS MODERNOS

La oscuridad de la historia

- No entendí esto de la materia oscura. Que la encontraron, que no la encontraron. Y lo que dice el cable que encontraron es antimateria.

- Sí, parece que un científico se apuró a anotarse un poroto y no tenía flor.

- Eso, porque la antimateria, creo que es con protones negativos y electrones positivos, al revés de la materia. Pero no es oscura.

- Lo que pasa es que la teoría dice que tiene que haber tanto de antimateria en el universo y encontraron más, lo que podría ser índice de que algo pasa.

- ¿Qué teoría?

- Mire, los físicos manejan lo que se llama teoría estandar… (le explica).

- Ah. Ahora entiendo.

- Así, la materia oscura no está hecha de electrones, ni protones ni nada conocido, ni interfiere con la luz. Lo único que tienen es masa, así que su gravedad es lo que explica que las galaxias mantengan esas formas tan lindas y no se dispare cada estrella por su lado. O más bien al revés, inventaron la materia oscura para explicar que las galaxias se aguantan.

- Entendí perfectamente. Déjeme guardar esta servilleta por si me olvido.

- Pero, como le decía, el exceso de antimateria también puede ser emitido por pulsares, unas estrellas enloquecidas que largan chorros de cuanta cosa hay.

- Como decía mi abuela: no hay que apresurarse a sacar conclusiones. Pero qué grande es la ciencia. ¿Qué hubiera pensado Artigas si le decían que doscientos años después iba a haber dos mujeres hablando de cosas oscuras en un boliche?

- ¿Lo dice por lo de sean tan ilustrados?

- Mismo.

- Sí, pero vio que ahora se sabe que esa frase al principio no iba a ser así.

- ¿No?

- No. Iba a decir: “Sean los orientales tan ilustrados como laboriosos”.

- Nunca me había puesto a pensar que lo de valientes ahí no tiene mucho que ver.

- Lo mismo pensó Monterroso. Pluma en mano le dijo: “Pepe, no te la lleva nadie lo de laboriosos. Mirá por la ventana”.

- La verdad. Mire ahora por esa ventana.

- Y ahí fue cuando Pérez Castellano le dijo: “Poné valientes, que a Larrañaga le gustan esas cosas. ¿No ves que se vino a Paysandú y ya escribió un libro de aventuras?”.

- Y así quedó.

- Artigas dijo: “Poné cualquier cosa. Al final es una carta personal que le escribo. No la va a ver nadie más. ¿O te creés que este saludo se lo van a leer a los niños en las escuelas?”.

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