Lunes, 29 de Abril, 2013. Montevideo - Uruguay
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avaricia sin fronteras

Los recursos naturales en peligro

Dr. Jorge R. Bruni
Abogado
Analista
ex ministro de Interior
PUBLICADO el Domingo 28 de abril, 2013

Circulan comentarios atribuidos al presidente de Nestlé, por haber expresado que el agua no es un derecho, que debería ser privatizada y tener un valor producto de la ley de oferta y demanda del mercado. Dijo, además, que la privatización contribuiría a que la sociedad tomara conciencia de su importancia y acabase con su irresponsable uso y actual malbaratamiento. Por otra parte, habría calificado de extremistas a las ONG que sostienen que el agua es un derecho fundamental. Posteriormente, este señor ha expresado que sus palabras fueron descontextualizadas de un video grabado en 2005.

Sean o no precisas las declaraciones, inducen a reflexiones varias, entre las que destaco, una vez más, los hechos y mentalidades que es capaz de generar el descarnado capitalismo financiero, que a esta altura no sorprende en absoluto. Dejemos entonces de lado a este personaje y vayamos a algunos comentarios.

Nestlé está entre los primeros lugares del mercado mundial de agua embotellada, siendo propietaria de varias docenas de marcas locales en 37 países de todo el mundo, en cada uno de los cinco continentes. Consecuentemente son obvias las preocupaciones por las consecuencias ecológicas dañinas de la explotación de manantiales, entre otros aspectos, por ejemplo. Uno de los casos más cercanos lo encontramos en Brasil, donde durante mucho tiempo, Nestlé ha extraído y mineralizado manantiales en el parque natural de Sao Lourenço, lo que originó un movimiento ciudadano que negoció la suspensión de la producción de Nestlé. Existen varios ejemplos más, que por razones de espacio no se expresan. Ese liderazgo mundial en venta de agua embotellada, le reporta el 8% de sus ingresos totales, que en el 2011 ascendieron hasta los 68.580 millones de euros.

Sean precisas o no las declaraciones del presidente de Nestlé, debería saber que el acceso al agua es un derecho humano que forma parte de las imprescindibles garantías para asegurar una vida digna, esto es, la supervivencia, la salud, el derecho a una vivienda y alimentación adecuada, etc.

Felizmente nuestra Constitución en su artículo 47 nos lo dice, expresando dos conceptos: i) que es un recurso natural esencial para la vida, siendo el acceso al agua potable y al saneamiento derechos humanos fundamentales. Nuestro país es uno de los primeros, si no el primero del mundo, en expresarlo en su Carta Magna; ii) Agrega que los servicios de agua y saneamiento del país deben ser prestados exclusiva y directamente por personas jurídicas estatales, debiéndose priorizar el uso humano del agua por encima de los intereses de las corporaciones. No concuerda mucho con el ex presidente de Nestlé, ¿no les parece?

En cuanto a la legislación internacional, en 2010 la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al agua, aunque ya existían resoluciones anteriores, quizás de menor entidad pero muy importantes, como el Comentario General de 2002 del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ratificado por más de 150 países, que convalida los conceptos anteriores.

En 1998, eran otros tiempos, cuando el Consejo Mundial del Agua y Comisión Mundial del Agua con el apoyo esencial del Banco Mundial, aunque no únicamente este, no apoyaban iniciativas contrarias a la privatización, destacándose en tal sentido varios países industriales: el Reino Unido, Canadá, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda, entre otros, que a la hora de la votación se abstuvieron.

Es que el liberalismo financiero, fundamentalmente, aunque no solo él, exige libre mercado que permita alcanzar la mejor situación posible para los agentes económicos, sin problemas, es decir, sin reglamentación que obstaculice su acción. Y lo que es peor, sin escrúpulos. Lo cual es esencial considerar para el futuro. Hoy felizmente son otras las realidades, pero persisten esas ideologías, “avaricias sin fronteras” las llaman algunos, a las que habrá que prestar suma atención. Y no solo por el agua. ¿Qué podemos esperar de ellas? La persistencia en la privatización del agua demuestra que esas mentalidades, con tal de ganar dinero, nos pueden llevar por caminos tortuosos. ¿Qué no sería mercantilizado, privatizado en el futuro? ¿Estaremos obligados a pagar también el precio del aire que respiramos, según resulte del triste juego de oferta y demanda neoliberal? El propio ser humano ¿será también un bien de consumo y valdrá según lo que sea capaz de producir? Es que cuando uno cree que sobre el capitalismo financiero ya no hay más que decir, surgen cosas insólitas producto de esa avaricia sin fronteras.

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