Opinión

Los Kelpers yorugas

Mientras Chávez moría con el sueño bolivariano de una América del Sur y Central unida, algunos de nuestros representantes entraban en connivencia con el colonialismo para certificar la “propiedad” de las Malvinas.

El artículo 73 de la Carta de la ONU (que Herrera no compartía) del año 1946, define como “colonias” a los territorios cuyos habitantes no han alcanzado a gobernarse por sí mismos.

Ese mismo año, la ONU cuestionó la soberanía británica sobre las Islas Malvinas, apoyada por Uruguay bajo gobierno del Partido Colorado.

En 1962 se creó una comisión de descolonización, con la suspicaz presencia de tres países con derecho a veto; Gran Bretaña 11 colonias, EEUU con 3 y Francia con 1.

De cualquier forma, y como nada de lo que se decide para ellos es punitivo, como sucede con otros, donde pesan los “derechos a veto” (recomendamos leer las resoluciones sobre Cuba), en el año 1985 le avisaron al Reino Unido que un plebiscito de esa naturaleza no iba a ser reconocido por ese cuerpo (sic).

Actualmente, John Kerry, flamante Secretario de Estado de USA, sostuvo que no tomaban posición sobre la soberanía de las Islas. Es un cambalache ¿no?: los mismos que violaron el TIAR, durante la guerra, apoyando además a una potencia extranjera.

De todo esto se desprende entonces que no es un tema de soberanía, lo cual podríamos a empezar a dudar; pero si ellos mismos -el Gobernador- dicen: “somos un territorio británico de ultramar y estamos orgullosos de eso”.

Es como hacer una encuesta en la Tribuna Ámsterdam el día de un clásico para saber cuántos simpatizantes de Peñarol hay. Un absurdo.

Luis Alberto de Herrera, en su libro “la Misión Ponsomby”, ya planteaba la derrota de Artigas basada en los artilugios separatistas de los ingleses.

 

Más cercano, Methol Ferré dijo que: “la Plaza Independencia va a adquirir la plenitud de su sentido solamente con la victoria de la integración. De lo contrario la Plaza está ocultando que la verdadera e invisible estatua dominante es la de Lord Ponsomby y no la visible de Artigas. Hoy la estatua de Artigas es la máscara de Lord Ponsomby. Y Artigas no fue máscara de nadie”.

Somos entonces apenas geopolíticamente, el Peñón de Gibraltar del Atlántico sur.

Herrera se opuso a las bases norteamericanas en Uruguay porque consideraba que era una agresión directa contra la Argentina.

En la Guerra Grande, los blancos desde el Cerrito editan un periódico con el sugestivo nombre de “El defensor de la Independencia Americana”, otro dato a recopilar.

Wilson Ferreira dice: “los nacionalismos de encierro, los nacionalismos de aldea, no es que sean malos, es que no son nacionalismos. El nacionalismo cobra sentido solamente en función de la universalidad que realiza”.

En 1987 afirmó que los pequeños países de América del Sur no estaban en condiciones de negociar nada si no se unían.

“Todo nacionalismo debe ser necesariamente latinoamericano. No hay modo de ser patriota de patria chica, si no se es simultáneamente y por eso mismo, patriota de la Gran Patria Común Latinoamericana”.

Sudamericanos uruguayos, sudamericanos argentinos, sudamericanos brasileños…

Nótese que invoqué a todos blancos de distintas líneas, y material al respecto hay bastante. Sería bueno que los repasaran, y en sus discursos cuando los reviven para tocar la fibra de la gente, sean coherentes con sus propios idearios y no para lo que les conviene.

Tampoco me sirve que el senador Larrañaga diga que los representantes fueron a las Malvinas a título personal. Ese auto-agravio para los blancos de ley y para los otros uruguayos que nos sentimos avergonzados, se hubiera evitado con el simple mecanismo de declararlo “Asunto Político” y vaya si lo es.

Quizás los viajeros anglófilos y antiamericanos, hayan propuesto hacer igual plebiscito en Irlanda.

 

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