Opinión

¡Frenteamplistas, no perdamos de vista lo importante!

Han sido días difíciles, no vamos a negarlo. Estamos atravesando un momento de diferencias de gestión en el gobierno, y hemos recibido -con respeto, pero con gran pesar- fallos adversos de la Suprema Corte de Justicia.

Ambas situaciones han generado turbulencias, pero a ambas debemos dimensionarlas correctamente. Que existan matices, diferencias, momentos difíciles, en la gestión de gobierno, no puede sorprender a nadie, ha sucedido siempre, en todos los períodos, más allá de los tiempos y los partidos. El Frente Amplio es además una coalición y movimiento donde coexisten diversas vertientes que acordamos un proyecto común, que como muy bien se ha dicho, y no nos cansaremos de repetir, no es el único proyecto, pero es el mejor proyecto para el Uruguay.

Tampoco podemos sobredimensionar las situaciones adversas, por más dolorosas que nos resulten. El Frente Amplio tiene en su historia muchos escollos, muchas piedras en el camino. Sin embargo, ellas no nos han impedido que siempre camináramos hacia adelante, con la frente en alto y acumulando hacia el mejor proyecto para las y los uruguayos, sin claudicar de nuestras banderas.

Es que justamente, como lo adelantamos en el título, aquí lo más importante es el proyecto. Ese camino de cambios profundos, orientados por el ideario artiguista, enfocados en la justicia, la equidad, el desarrollo, la igualdad, la integración y la pública felicidad. Eso es lo que no debemos, lo que no podemos, perder de vista.

Cualquier diferencia es legítima, pero ellas deben resolverse en la forma y en los ámbitos adecuados, para no hacernos perder de vista lo importante, para no ponerlo en peligro. Porque al fin y al cabo ¿son más importantes esas diferencias que el conjunto de nuestro proyecto? Un categórico “no” se impone como única respuesta.

Cada frenteamplista, desde quienes tenemos responsabilidades en la dirección, hasta los que recientemente han abrazado la causa frenteamplista, en estos momentos, debemos tener una lealtad inquebrantable hacia nuestro proyecto político, porque la historia no nos perdonaría que actuáramos de otra manera.

Debemos tener la fraternidad, unidad y fortaleza que nos legó nuestro general Seregni, honrando nuestra historia, construyendo nuestro presente y pensando nuestro futuro.

Ninguna diferencia está por encima. Ninguna adversidad será más fuerte.

 

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