CIFRAS REVELADORAS

Distribución del ingreso, pobreza e indigencia

Publicado el miércoles 17 de abril, 2013

El Instituto Nacional de Estadística (INE) acaba de publicar muy valiosa información sobre la distribución del ingreso, la pobreza y la indigencia. Son números reveladores de los avances de Uruguay en materia social. La distribución del ingreso alcanza una de las cifras más bajas desde que se tiene información estadística sobre estos temas. El índice [...]

El Instituto Nacional de Estadística (INE) acaba de publicar muy valiosa información sobre la distribución del ingreso, la pobreza y la indigencia. Son números reveladores de los avances de Uruguay en materia social. La distribución del ingreso alcanza una de las cifras más bajas desde que se tiene información estadística sobre estos temas. El índice de Gini, que fluctúa entre 0 y 1 (cuando se acerca a cero es lo más igualitario), alcanzó en 2012 a 0,379 la mejor cifra de América Latina. Históricamente, con su temprano Estado de bienestar, Uruguay siempre fue considerado como uno de los países de más igualitaria distribución del ingreso. Esta nueva cifra confirma esa vieja tendencia. Las cifras para Montevideo e interior no tienen diferencias significativas, siendo apenas más alto el índice para Montevideo que alcanza a 0,385. El índice de Gini tiene un descenso permanente desde 2007 a la fecha. Aumenta la participación de los 9 primeros deciles en el ingreso total en los últimos años y baja el último decil, que corresponde a los de mayores ingresos. La relación entre el último decil, el de mayores ingreso, con el primer decil, el de menores ingresos es permanentemente descendente en los últimos años. En 2009 era de 16,7 veces superior y en 2012 es de 11,8 veces. Las cifras basadas en la Encuesta de Hogares son muy valiosas, ayudan a comprender e interpretar para tomar nuevas medidas. Pero uno de los problemas que presentan estas cifras es que los deciles de mayores ingresos no declaran fehacientemente sus niveles de ingreso, que generalmente están subvaluados.

Varios son los factores que pueden explicar esta significativa mejora de la distribución del ingreso. Entre ellos destacan las mejoras de los niveles de empleo, con el descenso del desempleo abierto y de la informalidad. Estas mejoras del empleo son, esencialmente, el fruto del alto crecimiento económico de los últimos años. Hay dos políticas económicas de los gobiernos del FA que tienen una influencia decisiva; la política fiscal, especialmente los aumentos del gasto social, y la política salarial. La reforma tributaria con la implantación del impuesto a la renta a las personas físicas permite mejoras en la distribución del ingreso. Pero uno de los principales factores de la mejora es el gasto social, fundamentalmente, por el descenso de la pobreza y la indigencia. Por otro lado, las negociaciones colectivas en la búsqueda de una mayor equidad en las relaciones capital-trabajo facilitaron aumentos importantes del salario real, que junto a las significativas mejoras del salario mínimo contribuyeron decisivamente en la mejora de la distribución del ingreso.

Uruguay es el país con mejor distribución del ingreso en América Latina, pero está lejos del país con peor distribución del ingreso de los países desarrollados. Sería importante alcanzar un Gini de alrededor de 0,30. Para ello no solamente deberían continuar las actuales políticas del gasto público y la salarial, sino que también se vuelve imprescindible atender dos problemas estructurales que afectan a la distribución del ingreso. Por un lado, la heterogeneidad estructural que genera una enorme diferencia entre los salarios de los trabajadores que tienen vínculos con empresas de altos niveles de productividad y empleos calificados, con empresas de bajo nivel de productividad, empleos no calificados y en consecuencia salarios muy bajos. Estas diferencias de salarios no las resuelve el libre juego del mercado. Es imprescindible la intervención del Estado y se inscribe en la formulación de una nueva estructura productiva, que atienda la inserción internacional y el empleo productivo. El otro factor estructural que influye negativamente sobre la distribución del ingreso deriva de la concentración de la propiedad. Son necesarios nuevos estudios sobre la heterogeneidad estructural y la concentración de la propiedad para determinar los instrumentos más aptos para enfrentarlos. Para este último caso instrumentos tributarios podrían ser de la mayor eficacia para atender esta problemática, sin perjuicio de otras formas de intervención del Estado.

La pobreza, medida por niveles de ingreso, ha tenido descensos significativos en los gobiernos del FA, bajando a un tercio de la misma, tanto por hogares como por personas. Por personas alcanzó al 12,4% del total de la población, mientras que por hogares llegó al 8,4% que es la más baja de América Latina. Las personas que se encuentran por debajo de la línea de pobreza son más en Montevideo que en el interior. A ello hay que agregar que la cifra de 16,7% de personas alcanzada en 2011 se mantiene en 2012. Hay algunos grupos sociales que están más afectados que otros. El caso más significativo es el de los afrodescendientes que alcanzan al 27,2% de pobres en el total del país y a 36,9% en Montevideo. También interesa resaltar la pobreza infantil. Para todo el país el 12,4% están por debajo de la línea de pobreza, pero en los menores de 6 años alcanza al 24,5%, entre los de 6 y 12 años al 23,3% y entre 13 y 17 años al 20,4%.

Si analizamos la pobreza en el mercado laboral nos encontramos con serias desventajas de los trabajadores que se encuentran por debajo de la línea de pobreza. La tasa de empleo global alcanza al 59.9%, pero para los pobres se ubica en el 50,1%. La tasa de desempleo abierto global alcanza al 6,1%, pero entre los pobres llega al 15,1%. La informalidad, es decir los que no aportan a la seguridad social, se ubica en el 26,5% de los ocupados, mientras que en el caso de los pobres alcanza al 66,5%. En el caso del subempleo, los que desean trabajar 40 horas semanales y no lo logran, en el total del país alcanzan al 7,2% mientras que en el caso de los pobres alcanzan al 19,2%. Mientras que el ingreso de los hogares responde en un 60,2% a ingresos por trabajo en el caso de los pobres alcanza al 47,1%; en cambio entre los ingresos por transferencias no contributivas los pobres reciben el 17,4% de sus ingresos mientras que en el total de la población solo alcanza al 1,9%. En esencia los pobres descienden, son más en Montevideo donde no mejoraron en el último año, son un problema mayor entre los menores de 18 años, tienen una tasa de desempleo y de informalidad muy superior al resto y tienen una mayor proporción de ingresos por transferencias no contributivas que el resto de la población.

La indigencia, el que tiene ingresos inferiores al valor de la canasta alimenticia, llega al 0,3% de hogares y al 0,5% de personas. Es un núcleo duro, donde pesan los menores de 18 años. En el último año este indicador no tuvo modificaciones. Tanto para la indigencia como para la pobreza se requiere de políticas específicas, donde se combinen acciones asistenciales, de empleo, de salarios, de educación, de vivienda, de salud y de protección social. Por los datos del mercado laboral, también surge nítidamente que si no se resuelve el tema de la heterogeneidad estructural se van a seguir manteniendo proporciones de pobreza necesarias de atender.

Alberto Couriel

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