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Entra al túnel y no “trae mala suerte”

Verónica Lay, una uruguaya en la mina

Verónica Lay es técnica prevencionista. Actualmente trabaja en la minera San Gregorio, en el departamento de Rivera. Nunca pensó que iba a estar dentro de una mina y menos aún en la construcción del primer túnel subterráneo para la explotación minera en Uruguay. Recién llegada de un foro realizado en la provincia argentina de San Juan, en el que expuso su experiencia junto a otras mujeres del mundo que trabajan en minería, conversó con La República de las Mujeres.

PUBLICADO el Domingo 15 de julio, 2012

La minera San Gregorio ya realizó varias explotaciones mineras en el país, pero siempre lo hizo en “arenal” o “a cielo abierto”. La explotación subterránea, proyecto novedoso para el ámbito local, requería en primer lugar de otros saberes, para lo que  contrató a Redpath, una compañía internacional, que a su vez incorporó a varias personas uruguayas para capacitarlas en la materia.

Así llegó Verónica Lay al mundo de la minería, que hoy la tiene fascinada. También está impresionada por la empresa que la contrata y la seriedad con que se puede proteger la seguridad de quienes trabajan en estos proyectos, a partir de protocolos exhaustivos, que ha ido aprendiendo y aplicando.

El túnel y sus galerías se están construyendo de forma mecanizada y no artesanal como se había hecho en anteriores experiencias. Minas de Corrales, localidad donde actualmente trabaja, ya tiene una larga historia de minería con esa metodología más antigua.

Para la especialista, esta es otra etapa de esa larga historia que, de hecho, también la conecta con su propia biografía, pues el padre de su padre, “mi abuelo, llegó a Uruguay como ingeniero con los ingleses y trabajó allí mismo, en Minas de Corrales”.

De setenta y seis personas contratadas por Redpath, treinta son uruguayas. El objetivo de su contratación por parte de Orosur, la empresa que se encuentra explotando la mina San Gregorio, era doble, según relata Lay: por un lado, construir el túnel subterráneo y por  otro capacitar a personal uruguayo “en una tarea que es desconocida y no existe en el país”.

En la actividad cotidiana, ella trabaja con los empleados de la mina, que desde febrero del año en curso se encuentran haciendo explotación minera, paralelamente a la construcción del túnel, tarea que continúa.

Trabajo y disfrute

Para Lay, esta ha sido una experiencia intransferible, “porque disfruto el paisaje y la naturaleza, los amaneceres y atardeceres desde el lugar donde trabajo, porque acá se trabaja de sol a sol en dos turnos de 12 horas. Porque, se convive con lagartos, ñandúes y charabones, zorros, zorrinos, venados, liebres y perdices. Ayer vi por primera vez un Martín Pescador paradito en un cable de luz que acompaña el puente del arroyo Corrales”, contaba en una crónica previa a su partida con destino al II Foro de Mujeres Trabajando en Minería, realizado en San Juan, Argentina, en el marco de la cuarta edición de la exposición internacional “San Juan, factor de desarrollo de la minería argentina”.

El vínculo con los trabajadores (casi todos varones) es intenso, pues es con ellos que instala diálogos cotidianos, antes, durante y después del trabajo en el túnel, sobre los recaudos necesarios para garantizar la seguridad dentro del mismo.

Entre las personas que trabajan en el lugar, solo cuatro mujeres entran a la mina, entre ellas Lay y otra mujer que conduce una máquina de alto porte, con la que dice haber establecido una “complicidad” desde el inicio.

Para Lay, “Esto es raro”, ya que hay una tradición que dice que “la mujer que entra al túnel, trae mala suerte”.

Mitos y realidades

Verónica Lay relata que “la mina es una mujer. Si tú observás todas las minas tienen nombre de mujer. Entonces había un paradigma de que si entraba una mujer, la mina se enojaba y actuaba”.

En los países con tradición minera, agrega, “hace muy poco tiempo que se permitió por ley la presencia de la mujer en la mina”: en Chile desde 1996 y “en Bolivia aún no se permite. En otros lugares, donde está permitido, son los propios varones que no lo permiten”.

Sin embargo, hoy es más viable la presencia de mujeres en esta actividad que en otras épocas: “Lo interesante de la nueva minería es que abarca muchas cosas: la sustentabilidad, el medio ambiente, la seguridad. Y esa minería es la que queremos implantar en Uruguay”, argumenta.

La mecanización colabora mucho en la introducción de mujeres en las minas, explica, pues ya no se hacen esos “esfuerzos sobrehumanos”, y para Lay ese es uno de los elementos que permitió que ingresaran a este mundo tan masculinizado.

“La capacidad de las mujeres para establecer vínculos con otras personas y con las comunidades”, es también para ella un factor que posibilita la incursión femenina en la minería.

Por otro lado, la técnica asegura que si las mineras dan trabajo a mujeres, al ser “bien pagos”, disminuyen las brechas salariales y las desigualdades entre ellas y los varones. De hecho, en ocasión del Foro en San Juan, Lay conoció a muchas mujeres que aún teniendo varios hijos, trabajan durante períodos en las minas.

Recuerda que una de ellas decía en el Foro: “Cuando subimos para llegar a la faena y nos quedamos en hotel, me dan de comer, me tienden la cama, siento que estoy en un spa”. Es que cuando baja y llega a su casa, explica Lay, “tiene que atender a sus cuatro hijos, cocinar, lavar la ropa”.

Garantías de seguridad

“Es tiempo de que el gobierno redacte un código minero y establezca condiciones en Uruguay para realizar esta tarea, con el convencimiento de que la minería se puede establecer de manera beneficiosa”, considera Lay.

No obstante, advierte: para ello “tiene que tener herramientas para controlar. Estamos en pañales en este tema, pero el país tiene que decidir. ¿Vamos a realizar explotación minera? ¿Podemos aprovechar la riqueza de nuestro suelo? Pienso que sí, si lo hacemos de manera responsable y ganamos todos: los trabajadores, la comunidad, el Estado y la empresa que invierta”.

La experiencia que está acumulando es interesantísima para Lay en tanto técnica prevencionista, pues la empresa Redpath la capacitó en técnicas de seguridad muy protocolizadas, que le brindan certeza sobre lo que sucederá en la jornada y, sobre todo, le permiten generar prevención.

Entre las tareas que realiza, cada mañana antes de ingresar a la mina y en las tardes al finalizar la jornada de trabajo, participa en charlas con las y los trabajadores, en las que es obligatorio tratar alguna noción de seguridad. A su vez, periódicamente realizan simulacros sobre situaciones hipotéticas que pudieran presentarse en la mina, para “conversar sobre  cómo las resolverían”.

Por otro lado, la técnica selecciona cada día una tarea a observar: “Hoy voy a ver cómo se realiza la perforación”, se dice un día y entonces se aboca al seguimiento de ella. Así, la seguridad es un asunto privilegiado dentro de la mina.

“He aprendido no solo de minería sino además a gestionar seguridad -cuenta- Que no es lo mismo que controlar que las reglas se cumplan, pues implica haber capacitado al personal para que sea él mismo el que controle su seguridad”.

Minería responsable

“Yo tengo muy buen trato por suerte con los trabajadores. Pero hago hincapié en las diferencias. No somos iguales, pero podemos ocupar los mismos puestos de trabajo. Cuando yo llego, siempre dicen que cambian la forma de hablar. Me tratan con respeto”, relata Lay.

A su vez, luego de su pasaje por el Foro de mujeres mineras, asegura que la minería que se desarrolla en todo el mundo ha demostrado un cambio fundamental. Esto es lo que se conoce como “Minería responsable”, que “incluye la utilización de la mejor tecnología en sus operaciones y el cumplimiento de los más altos estándares de seguridad laboral, el cuidado del medio ambiente y de los recursos humanos”.

Para Verónica Lay, una minería en estos términos es no solo posible, sino también deseable.

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