tiempos modernos
Ayer el Pocho se sintió solo. Sabía que sus compinches no iban a ir por Las Flores, porque sus patronas los habían sacado de las orejas rumbo a una de las playas de Canelones.
A eso de las 7 de la mañana se levantó, preparó el mate y puso unos viejos casetes con la voz de Alfredo Zitarrosa, sabiendo que al otro día (por hoy) se cumplía un nuevo aniversario de su muerte.
“Su muerte merece más de un día de duelo”, le dijo al reproductor de sonido, pero no mereció respuesta. Tampoco le importó.
En ese momento recordó el día de su muerte, los grafitis que pintaron los muchachos de entonces – “Sos Gardel”, decía uno de ellos- y la contratapa de “El Popular” con el dibujo de Néstor, donde Patricia llorando dice: “Decinos que es mentira” (palabras más, palabras menos).
El Pocho también recordó cuando lo conoció en el exilio, que fue uno de los peores momentos de su vida. Alfredo, a pesar de que se fue de Madrid, y que se enamoró de México, vivió atormentado, extrañando cada esquina, balcón y picaporte de Montevideo. Es que en cada rincón del terruño siempre tuvo un pretexto para hacer una canción, que por lo general eran un lamento casi dramático, pero siempre con una pizca – no muy grande, más bien chiquitita – de optimismo.
En aquellos años el Pocho sostenía, para que todo el mundo lo supiera, que lo mejor era escuchar a Alfredo y no conocerlo, porque en el mano a mano te ganaba el bajón y hacía con uno lo que quería.
Es que fue, sin la menor duda, un pesimista practicante, aunque en la temática política siempre le dio para adelante al Frente Amplio y a la lucha contra la dictadura. En este sentido se puede decir que Zitarrosa fue uruguayo, frenteamplista y comunista, siempre en ese orden, como aquel logotipo que hizo Paco Laurenzo, donde alineó en ese orden las tres letras: PCU. Cada letra con un símbolo: la bandera uruguaya, la bandera frenteamplista y la hoz y el martillo.
Quizás su mayor apuesta ciudadana haya sido “La canción quiere”, donde expresa: “Canto del pueblo que ama/, también canta por dinero/ como un obrero”.
“Mañana – dijo el Pocho- solo voy a escuchar esa canción, aunque me sienta solo”.
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Uno de los clásicos más recordados fue el del 19 de abril de 1990, cuando liderados por el “Pelado” Peña y Trasante terminaron todos a las piñas. Al otro día se encontraron en el Juzgado, se olvidaron de la pelea y se dieron cuenta del gran error cometido.
Su bandera en la campaña electoral fue recuperar los espacios perdidos por el club a nivel político. Pues, tras lo ocurrido en el clásico, Eduardo Ache salió en varios medios de prensa formulando declaraciones fuertes, tal cual es su estilo.
En un extenso comunicado, Peñarol dio su posición oficial sobre los incidentes en la noche del clásico. A continuación, extractamos los párrafos más importantes del mismo:
Un procedimiento policial realizado a una persona en la medianoche del pasado miércoles en el barrio Carrasco terminó por develar un accionar que, aparentemente, es usual en nuestra ciudad.
El director de la OPP, Enrique Cabrera, señaló que solo el 1% de las patentes (unas 20 mil) no pudo cargarse al sistema por darse una duplicación de padrones. De esa cifra, en unos 8 mil casos –pertenecientes a Montevideo, Canelones y Río Negro– el propietario no pudo pagar, por lo cual se les prorrogó el plazo hasta el 31 de enero.
El juez de feria Alejandro Guido no resolvió si concede o no la prisión domiciliaria al militar José Nino Gavazzo, quien se encuentra internado en el Hospital Militar.