ENTREVISTA CON EL MINISTRO DE ECONOMÍA Y FINANZAS
"Ninguno de nosotros tenemos derecho a definir cuál de nuestros compañeros es de izquierda y cuál no. No es bueno que instalemos entre nosotros un sistema de debate basado en calificativos, cuando lo que debemos hacer es discutir con respeto acerca de las mejores ideas para nuestra gente", expresó el ministro Fernando Lorenzo en diálogo con LA REPÚBLICA.
¿Qué opina de las insistentes versiones sobre inminentes cambios tributarios?
Están en todo su derecho los compañeros que plantean ideas relativas a introducir nuevas mejoras en el sistema tributario, por más imprecisas que estas sean. Pero no me parece apropiado ni justo desconocer el camino recorrido. No me parece justo que, después de haber realizado una reforma tributaria de la magnitud de la realizada, en la que, por cierto, la justicia distributiva fue uno de los fundamentos del rediseño del sistema, se sostenga que, si un compañero tiene dudas u objeciones acerca de la pertinencia o la oportunidad de una determinada iniciativa, merezca calificativos que ponen en cuestión su pertenencia a la izquierda. Además, si por proponer 5 puntos porcentuales de aumento de impuestos se es más de izquierda, entonces quien propone aumentar 8 puntos es aún más de izquierda y así sucesivamente. Ninguno de nosotros –en el Frente Amplio– tenemos derecho a definir cuál de nuestros compañeros es de izquierda y cuál no. No es bueno que instalemos entre nosotros un sistema de debate basado en calificativos, cuando lo que debemos hacer es discutir con respeto acerca de las mejores ideas para nuestra gente.
No hay mayor soberbia que aquella que apela a la adjetivación como argumento. Mis compañeros saben que siempre encontrarán en mí apertura para discutir sobre todo lo que haya que discutir. También saben que encontrarán rigor para defender las cosas en las que creo.
En concreto, ¿qué opinión le merecen los cambios impositivos que se han manejado?
Hasta ahora se ha hablado de ellos en términos muy generales, por lo que prefiero no adelantar opinión y esperar que se presenten propuestas concretas. No hay ninguna iniciativa articulada. Cuando exista, la analizaremos. Nosotros trabajamos en forma constante, siguiendo la evolución de todas las variables relevantes de la economía, inclusive por supuesto los aspectos impositivos. Estamos continuamente trabajando en el perfeccionamiento de los instrumentos y en la introducción de cambios y ajustes. Hoy tenemos como prioridad la rebaja del IVA, que tiene un impacto general, y seguir mejorando el IRPF. De todas maneras hay un concepto que quiero reafirmar con claridad. Lo que no podemos hacer es dar la impresión de que se cambian las reglas de juego de manera permanente, sobre todo cuando el marco actual ha demostrado ser adecuado. Hoy tenemos un muy buen esquema de reglas de juego para la inversión y hemos gestado un ambiente propicio para que ellas sigan ocurriendo. Construimos laboriosamente las políticas que hoy fomentan la inversión. La previsibilidad es un factor clave para las inversiones, porque estas son decisiones que se toman mirando al futuro y que demoran en gestarse. Cuando una inversión programada se detiene, o cuando se enlentecen los programas de ejecución de los proyectos en curso, se resiente rápidamente el mundo del trabajo.
Pero, ¿usted confirma ese debate sobre los temas impositivos dentro del gobierno, de acuerdo a lo que trascendió en la prensa?
En mis ocho años en el gobierno no utilicé y no voy a utilizar los trascendidos de prensa. Estoy convencido que la mejor actitud que puedo mantener como ministro de Economía y Finanzas es trabajar con seriedad en la elaboración de propuestas y solo después de que el trabajo se encuentre suficientemente avanzado, proceder al debate público de las iniciativas. No forma parte de mi comportamiento el discutir públicamente las iniciativas en las que me encuentro trabajando o en las que se encuentran trabajando otros compañeros. Cuando hay una iniciativa política para analizar, considero que debe hacerse primero dentro de los ámbitos institucionales del gobierno. A la opinión pública debe informarse desde las instituciones. Por respeto al gobierno y a los compañeros que ponen lo mejor de sí en bien del país.
Se dijo que los cambios tributarios propuestos no provocarán ningún terremoto, como tampoco lo provocó el ICIR.
¡Es que nosotros no vaticinamos ningún terremoto! Al contrario, dijimos que en lugar de analizar ajustes de ese tipo, que desde el punto de vista económico y fiscal tendrían el impacto que todos sabemos que tiene – este impuesto recauda algo más de 40 millones por año -, había que moverse dentro de los pilares de la reforma y trabajar sobre la renta de la tierra. Ahora el ICIR está vigente, lo defendimos y lo apoyamos con nuestros votos y con nuestro esfuerzo. Basta ir a las versiones taquigráficas del Parlamento para ver quién defendió el impuesto cuando la oposición lo criticaba. Los compañeros parlamentarios lo saben muy bien, y los opositores también, por cierto. Nadie puede hacerse el distraído. Lo que sí generó un cambio profundo, estructural y que la derecha vaticinó como un terremoto, fue la reforma tributaria en su conjunto. Y en cierto sentido tenían razón, fue el cambio fiscal más grande y de fondo en muchas décadas, con un muy fuerte impacto. Hicimos los cambios. Hoy están consolidados. Ganamos la batalla de la justicia y la racionalidad tributaria y con ello ganó el país todo. Los resultados están a la vista. Insisto, desconocer las luchas políticas que protagonizamos y los resultados económicos obtenidos, me parece un importante error político.
No me canso de destacar que la reforma tributaria fue uno de los acontecimientos más relevantes para explicar la expansión impresionante en las inversiones. Al igual que un terremoto, movimos los cimientos en los que se apoya todo lo que acontece en la superficie de la economía. ¡Vaya si movimos las raíces de los árboles!, como dijo Tabaré en su momento. Cuando la derecha vaticinó un tsunami, ocurrió todo lo contrario. Asistimos a un “tsunami positivo”.
¿Y cuál fue el eje de eso que califica como “tsunami positivo”?
Básicamente darle prioridad al impacto social de las políticas económicas. Esa ha sido la orientación prioritaria de los dos gobiernos de izquierda. Los datos de la realidad demuestran de manera muy clara que este es el rumbo correcto en el Uruguay de hoy. Veníamos de tan abajo, de tan hondo, que los efectos de algunos de los cambios que se están procesando todavía no han terminado de procesarse. Las inversiones en educación, en salud, en vivienda, maduran lentamente, aunque ya empezaron a mostrar resultados positivos. El fortalecimiento de la seguridad pública y las inversiones en infraestructuras están hoy en pleno desarrollo. Lo que está claro es que con maestros, profesores, médicos de Salud Pública, policías, ganando 4 mil pesos por mes y con jubilados en la miseria, no hay ninguna posibilidad de crecimiento del país ni ningún avance posible en materia de justicia social. Avanzar hacia el desarrollo es ampliar la producción de bienes públicos y mejorar la eficiencia con la que ellos se producen. El ajuste y el achique no pueden generar desarrollo económico y social.
¿Considera que la tarea fundamental del gobierno es mantener hasta el final del mandato las cosas como están y defender este rumbo?
Voy a partir de un concepto básico, aunque confieso que a veces, ante algunas declaraciones y actitudes, me cuesta: todos los compañeros hacen propuestas con las mejores intenciones. No quiero parecer ingenuo, pero como frenteamplista tengo que partir de esta premisa. Lo que aprendimos gobernando es que el rumbo lo marca el gobierno, pero la realidad se construye con el aporte de todos los actores sociales que están involucrados, los trabajadores, los empresarios, los educadores, los intelectuales. Cada uno de nosotros tenemos nuestro papel a jugar y la oportunidad de colaborar en la construcción nacional. La idea de que el Estado, y por tanto el gobierno, es omnipotente, es un profundo error. ¡Y vaya si, en la izquierda, sabemos cuán equivocada es para el avance de las fuerzas del cambio! Nosotros no estamos dispuestos a jugar con lo que hemos acumulado en los dos gobiernos de izquierda, que es un capital de todos y no de un sector del Frente Amplio. Pero hay algo claro: si nos equivocamos en las políticas económicas y sociales, se equivoca y sufren todo el país y todo el gobierno.
“No podemos permitirnos la demagogia”
“Nosotros nos encontramos en una situación particular. Nuestras declaraciones, nuestras acciones, impactan directamente sobre la marcha del país, sobre las expectativas, sobre la confianza, sobre las decisiones económicas que determinan en buena medida el curso de los acontecimientos. Por eso no podemos andar adelantando posiciones sobre cambios en instrumentos tributarios o haciendo propuestas simpáticas sin estudios adecuados, sin seriedad. No podemos permitirnos una pizca de demagogia. No lo vamos a hacer, que quede bien claro. Aunque ello implique aparecer a la defensiva, o aunque algunos se aprovechen de esa circunstancia. Reconozco que esta actitud no suena igual que proponer o filtrar cambios en algunos impuestos. La verdad es que, si se revierten las tendencias económicas actuales, si baja la ocupación porque se reduce el ritmo de las inversiones, se ponen en peligro las conquistas históricas de la izquierda, no de la derecha.
A veces me pregunto qué pasaría si nosotros también nos sumáramos a la danza de propuestas y filtraciones cómodas y de impacto. ¿Cómo reaccionaría la economía? ¿Qué comportamientos tendrían los actores sociales? ¿Es justo jugar con esa responsabilidad y utilizarla en el juego político y poner en riesgo la confianza y lo que hemos logrado? En cualquier caso, y en relación a nuestro aporte al debate económico y social, no puedo dejar de reivindicar la riqueza y profundidad de los estudios y presentaciones que hacemos periódicamente y que, por cierto, están disponibles en los sitios de divulgación de información del gobierno. Pero, eso sí, no inventamos falsos debates. Tenemos la responsabilidad de estudiar a fondo las transformaciones económicas que experimenta nuestra economía, a los efectos, entre otros, de que la política económica contribuya con el cambio en el sentido de más prosperidad y más equidad”.
Debes estar registrado y haber iniciado sesión para poder realizar comentarios. Registrarse
Su bandera en la campaña electoral fue recuperar los espacios perdidos por el club a nivel político. Pues, tras lo ocurrido en el clásico, Eduardo Ache salió en varios medios de prensa formulando declaraciones fuertes, tal cual es su estilo.
En un extenso comunicado, Peñarol dio su posición oficial sobre los incidentes en la noche del clásico. A continuación, extractamos los párrafos más importantes del mismo:
Uno de los clásicos más recordados fue el del 19 de abril de 1990, cuando liderados por el “Pelado” Peña y Trasante terminaron todos a las piñas. Al otro día se encontraron en el Juzgado, se olvidaron de la pelea y se dieron cuenta del gran error cometido.
El juez de feria Alejandro Guido no resolvió si concede o no la prisión domiciliaria al militar José Nino Gavazzo, quien se encuentra internado en el Hospital Militar.
El presidente del Banco de la República Oriental del Uruguay (BROU), Fernando Calloia, destacó que este año se lograron utilidades cercanas a los 200 millones de dólares, con una rentabilidad de 15% sobre el patrimonio.
El ministro de la Corte Electoral y ex presidente de la Junta Electoral de Montevideo, Walter Pesqueira, señaló ayer que la directora departamental María Sara Ribero está perfectamente habilitada para ocupar el cargo de intendenta interina de Montevideo.
General
16 enero, 2013
16:12
Eso es pensar con la mentalidad de la dictadura.
El pueblo tiene siempre el derecho a definir a alguien como
tira, derchista, facho y porque no también quién es izquierdista.
Es la forma natural del pueblo para definir quienes son sus compañeros. El Ministro de Economía nos es quien decide en quien debe confiar la gente. No se trata de que la élite defina las mejores ideas para nuestra gente, sino que den lo mejor de sí para poner en práctica las ideas de la gente. Antes de ser gobierno el Frente Amplio peleaba por las expectativas y las inquietudes de su gente, pero una vez encaramados al gobierno (en su caso como Ministro de Economía) sus nuevos "compañeros" son los chupasangre capitalistas. Otros son los objetivos y su agenda. Cualquier ciudadano tiene derecho a definirlo como alguien de derecha. No por lo que expresa sino por sus accionar. Lo de luchar contra la Dictadura debe ser un chiste.