peñarol
Peñarol demostró ayer que continúa con la línea del Apertura, aunque mucho menos prolija y decisiva. Zalayeta desniveló, pero a la mitad de la cancha le faltó pausa y claridad.
En el primer tiempo la fórmula de desbordar por las bandas y culminar en el área, que tan buen resultado le dio en el último Apertura, casi no la pudo aplicar. Es que Zambrana y Gallegos tuvieron poco espacio para soltarse y no encontraron la precisión ni la habilidad para desnivelar a sus marcadores. Además, Zalayeta y Olivera fueron bien controlados y casi no generaron peligro. Igual, a Zalayeta le alcanzó con un toque de inspiración en el segundo tiempo para marcar la diferencia en el partido.
En el medio, Aureliano Torres hizo extrañar a Carlos Grossmuller, ya que estuvo lejos de mostrar la claridad en la distribución de la pelota que caracteriza al ex Danubio y que fue importante desde que llegó a Peñarol para ponerle fútbol al mediocampo aurinegro. Novick aportó la marca y la garra, y Torres -que debía aportar explosión o algo diferente- se quedó en lo mismo. Como punto a su favor, ejecutó un par de buenos remates desde afuera del área.
Pensando a futuro, viendo lo que fue el funcionamiento de Peñarol ayer, es de imaginarse que Estoyanoff y Grossmuller serán titulares indiscutidos. En defensa también parece cantado que Matías Aguirregaray ocupe el lateral derecho, ya que por esa zona Alejandro González carece de salida y desdoble ofensivo. Del lado zurdo, Walter López se dedicó mas a meter que a jugar. No demostró mucha superioridad respecto a Raguso, por lo que en esa banda la disputa parece ser pareja.
La tranquilidad para Peñarol radica en que mantiene la misma línea que le dio resultado en el Apertura. El esquema 4-4-2, de no mediar sorpresas, va a ser el que va a utilizar el “Polilla” Da Silva, por lo menos en los partidos que tenga la obligación de atacar. Tal vez cuando juegue de visitante en la Copa Libertadores pueda reforzar la contención en la mitad de la cancha, zona en la que tiene a muchos jugadores para utilizar, caso Amado, Píriz o Cristóforo (cuando vuelva de la sub 20). El punta por afuera que puede llegar puede ser útil para esas ocasiones, para jugar de contragolpe, ya que la dupla Olivera-Zalayeta parece demasiado estática para esa función.
Por último, en el arco ayer Bologna tuvo una buena actuación. Le sacó una muy buena pelota a Cabrera y en general no pasó zozobras. Tampoco lo exigieron mucho, pero estuvo aceptable cuando fue llamado a actuar.
Mucha imprecisión
Aún con la “excusa” del mal estado de la cancha, Peñarol tuvo muchos problemas para mover la pelota y trasladarla con prolijidad. Apuros e imprecisiones dominaron al equipo. Las pocas veces que logró hilvanas jugadas colectivas llegó con peligro, demostrando que si recupera la memoria de lo que hizo en el Apertura va por buen camino.
Nacional mostró poco fútbol y escasa explosión
Una de las conclusiones que se debe haber llevado el “Chavo” Díaz a Los Céspedes es que las incorporaciones deben acoplarse rápido porque le hacen mucha falta. En la generación de fútbol, Cabrera hizo muy poco y no parece ser una alternativa demasiado clara para Recoba. En ataque, ayer también faltó una referencia de área, un hombre determinante en el área siempre al acecho para mandarla a guardar. Medina se debatió con los zagueros con poca suerte, pero más preocupado por luchar que por disponer de una chance de gol, que de hecho no tuvo ninguna. Obviamente que Abreu y Alonso no son las soluciones mágicas para el ataque tricolor, pero sin dudas son presencias que en el área preocupan más a los rivales y tienen mayor poder de definición.
En el segundo tiempo el panorama fue aún más oscuro para Nacional, porque perdió lo único que había hecho bien en el primero: manejar la pelota con cierto criterio y prolijidad en la mitad de la cancha. Los tres cincos que puso inicialmente el “Chavo” (Calzada, Damonte y el “Colo” Romero) controlaron bien el juego al principio, pero después perdieron el duelo con los volantes de Peñarol. La apuesta del técnico fue colocar un mediocampo combativo, de mucha marca, pero a su vez con buen pie. El plan le falló porque se quedó sin explosión ofensiva y sin gente que generara fútbol para los delanteros. Cabrera estuvo muy solo, y sacando un tiro que tuvo en el segundo tiempo y le sacó Bologna, no trascendió. El único compañero que tuvo en la creación fue Adrián Luna, que bajó algunos metros porque arriba quedaba demasiado aislado.
Repensar el esquema
El 4-3-1-2 de Gustavo Díaz parece ser un esquema con corta vida para Nacional. Pensando en el primer partido oficial, el 12 de febrero por la Libertadores contra Barcelona en el Centenario, si el entrenador coloca a Abreu y Alonso juntos en ataque, tendría que reformular la mitad de la cancha. Una de las principales falencias que tuvo Nacional ayer en el clásico fue la conexión mediocampo-ataque y el no poder brindarle pelotas limpias y claras a los delanteros para que estos tengan situaciones de gol. Imaginando rivales que se le tiren atrás y a los que le debe romper el cerrojo, tendrá que tener mucha más salida y explosión por las bandas, para además abastecer a los nueves. Lo puede aportar Juan Albín -sin tanta velocidad, pero sí con potencia y mucha técnica- y Gonzalo Bueno, cuando vuelva del Sudamericano sub 20. Vicente Sánchez y Adrián Luna podrían hacer lo mismo, aunque ayer estuvieron muy lejos del nivel que se espera de ellos.
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