ser blanco

Aparicio III

Los liberales unitarios del Partido Colorado, desde la academia a la historiografía, escribieron nuestra historia y así aprendimos. Ha resurgido una admiración desmedida por el Batlle oficial, el “gran republicano”. Su relación con anarquistas, obreros, permitió a la opinión pública y a “El Día” considerarlo defensor de los humildes, tan ponderado que la mayoría de los uruguayos cree que, la democracia y todo lo bueno de Uruguay es obra de Batlle.

Por otro lado los blancos fueron presentados como oligarcas, clasistas y enemigos de la democracia. Error: la democracia es la posibilidad de extender el poder cívico a la mayoría de hombres y Aparicio es el auténtico demócrata, el fundador real de la democracia, el creador de la ciudadanía.

Presentan a los blancos como oligarcas, olvidando que Aparicio luego de ver las colonias alemanas en Santa Catalina, Brasil, no solo mejora su establecimiento con árboles y cruza de ganados sino pide al partido “se deberían crear colonias, para enseñar a trabajar a los hombres de campo”. Protesta contra la compra de buques de guerra y “yates” de los gobiernos colorados, esos dineros servirían para fundar colonias agrícolas.

Las distintas leyes sociales se sancionaron en la segunda presidencia, olvidando que en 1906 Carlos Roxlo presentó un proyecto de ley de 10 horas, que en acuerdos podía llegar a 8 horas. El Partido Colorado no lo aprobó. Ese mismo año en el Programa de Principios del Partido Nacional se proponía la ley de 8 horas y el derecho de huelga. Estos son la base del republicanismo blanco, la república busca la igualdad social. El padre de José Batlle, Lorenzo, inauguró el “gobernaré con mi colectividad”, no quiso firmar la paz con Timoteo para no concederle las jefaturas políticas.

Explican que Aparicio es un “caudillo subversivo, enemigo de la democracia”, en armas contra el gobierno constitucional, un gobierno constitucional, ni antes, ni ahora son sinónimos de democracia, la democracia es otorgar la ciudadanía al mayor número de hombres y Batlle estuvo lejos de ello.

¿Cómo llega Batlle a la primera Presidencia? Los acuerdos electorales de 1901 establecieron no solo listas comunes, sino que las seis bancas al Senado vacantes serían para el Partido Colorado y el candidato a la Presidencia a elegir en 1903 sería del Partido Colorado. El Directorio Nacionalista se negaba, pero las manifestaciones populares de más de 20.000 personas y un “excelente” trabajo del presidente Cuestas lo lograron. Aparicio sabía que al Partido Colorado no le interesaba “la paz” sino ganar tiempo, sabían perderían por las divisiones internas, las elecciones de 1901.

Fue elegido el 1º de marzo de 1903, con los votos del Partido Colorado y del blanco, Eduardo Acevedo Díaz, “convenciéndolo” de respetar el Pacto de la Cruz, a pesar de sus manifestaciones del 15 de febrero de 1901, desde el balcón de “El Día”: “La aspiración de la próxima lucha electoral, debe ser el gobierno del Partido… la reconquista de los departamentos… son dos países, uno blanco y otro colorado”.

La primera violación del Pacto es el nombramiento sin autorización de los seis jefes políticos, la segunda da a los hombres de Eduardo Acevedo Díaz dos jefaturas. La proclama de Aparicio del 13 de marzo de 1903 pone en parte las cosas en su lugar firmándose la Paz de Nico Pérez.

Aparicio tenía muy claro, Batlle perseguiría por todos los medios convertir al Partido Colorado en un partido hegemónico, contaba con la organización partidaria –el diario “El Día” y un apoyo ideológico– surgida a fines del siglo, poco estudiada, siendo más “sencillo” hablar de republicanismo.

Los “teólogos” políticos vieron la necesidad de buscar una teoría que diera cohesión política a los estados, necesitaban una religión cívica: el patriotismo de Estado.

El concepto de nación es vago, intangible a veces, el Estado está ahí, lo siento, ejerce poder y lo hace en nombre del pueblo. Los movimientos obreros, reafirmando los derechos sociales, implicaban ya un patriotismo potencial; el Estado era el único capaz de dárselos; y el jacobinismo con su desprecio por los ricos adquirió cohesión y fuerza entre la clase trabajadora, desarrollando su conciencia política y si le agregamos el patriotismo populista democrático lograban una intensa adhesión emocional; Batlle lo logró. Por favor con confundir con estatismo como se hace. Este patriotismo de Estado fue el arma fundamental de Batlle, con él logró la hegemonía política y social del Partido Colorado y una fidelidad al Estado que dura aún.

La nación desaparece, nos referimos por ejemplo a la nación argentina, la nación chilena, pero siempre al Estado uruguayo. En el inconsciente, en lo intangible se asocia nación con oriental, el patriotismo de Estado lo sustituyó por uruguayo. Un partido no puede “ser dueño” de una nación pero si puede ser dueño de un Estado, esto fue lo que sucedió y Aparicio lo supo, tal vez los propios blancos lo entiendan, Aparicio fue el forjador de la democracia, por tanto trasciende al partido, antepone la nación al partido, Batlle creó una simbiosis política Estado- Partido Colorado son uno. Triunfando el Estado, triunfa el Partido Colorado y lo salvará de los blancos pidiendo ayuda a Teodoro Roosevelt, quien envió tres buques de guerra al Río de la Plata un día antes de firmarse el tratado de paz, desembarcaron marines en Montevideo. Aparicio no los vio, no lo supo: habría muerto, pero es deber del “ser blanco” recuperarlo, no ya como caudillo blanco, sino como el político que trasciende el partido, como fundador de la democracia del Uruguay.

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