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EDITORIAL

Educación: que cada cual atienda su juego

editorial PUBLICADO el Jueves 1 de noviembre, 2012

Nadie discute que la educación uruguaya no pasa por un buen momento, particularmente la enseñanza media. Es, además, uno de los temas/problemas que se agrandan por parte de la oposición política con fines electorales.

Este cuadro confuso ha dado para todo tipo de oportunismo, que por cierto no son una novedad para la sociedad uruguaya.

Ahora tenemos a sectores del Partido Nacional y del Partido Colorado que se han vuelto “defensores” de vanguardia de la educación pública, pero con una particularidad: cuando pueden, proponen que el Estado aporte recursos a la enseñanza privada.

Es el momento, para estas corrientes políticas e ideológicas, de preparar el último ataque a la fortaleza de la educación pública, laica, gratuita y obligatoria, que por cierto está debilitada, fenómeno que viene de lejos.

La enseñanza pública recibió un duro golpe durante la dictadura, pero en medio de una realidad paradójica: las familias – las que pudieron- sacaron a sus hijos de las escuelas y los liceos públicos para huir del fascismo del control autoritario de los militares devenidos pedagogos.

Una vez vueltos los uruguayos a la democracia, la enseñanza pública recobró sus bríos y volvió a encantar a muchas familias, pero no a todas. Muchas le tomaron el sabor a la enseñanza privada que no solo brinda conocimiento (y muchas veces bueno), sino que a la vez crea vínculos con las estructuras del poder económico y social.

En forma paralela se produjo el deterioro de la enseñanza pública y la marginación social. En tanto, determinadas corrientes filosóficas, muchas veces sin formulación escrita y fundamentada, creyeron que para encantar a los muchachos alcanzaba con eliminar paulatinamente el principio de autoridad en los centros de estudio. Y estas nuevas sensibilidades no solo partieron de las autoridades educativas, sino también de los propios docentes; y, lo que es más grave, fueron y son parte del pensamiento de muchas familias uruguayas.

Hoy, a partir de esta situación, tenemos que la gran mayoría de los docentes no han podido elaborar una propuesta global educativa. Lo más grave es que los sindicatos saben que hay carencias inmensas, pero no encuentran una respuesta y quedan atrapados en sus propias limitaciones.

Lo peor es que los padres y los educadores han perdido pie en la sociedad, mientras que son los economistas de todos los pelos los que se arrogan el derecho de opinar, como si fueran los únicos que tienen algo para aportar.

Si la enseñanza pública queda en manos de los economistas, no hay salida; porque la educación es una materia que nunca dieron.

Hoy no necesitamos hablar de economía, porque lo que se necesita es hablar de historia de la educación, de pedagogía y de didáctica, y en todo esto los uruguayos tenemos muy buenos antecedentes.

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