aniversario

Un 30 de julio de hace 10 años

Una tarde invernal, como cualquier otra, pero corriendo el año 2002, un 30 de julio comenzaba lo que iba a llamarse el día D, un día cargado de incertidumbres que acompañaría por años a los uruguayos, y en un no saber hacia dónde iba el país, se decretaba feriado bancario y días antes había renunciado el entonces ministro de Economía Alberto Bensión.

A partir de esos momentos empezaría una desgracia financiera con la caída de bancos, y acciones fraudulentas en el viejo Banco Comercial, que llevó a que los hermanos Rohm desviaran de esa institución más de 250 millones de dólares, sumado a que se descubrían nuevas acciones de fraude en otros bancos, como el Montevideo, o la Caja Obrera, en manos de los también hermanos Peirano, que se unían para cometer dichos delitos, mientras que los clientes, frente a estos gravísimos hechos, retiraban sus depósitos.

Diez años han pasado de esa oscura y triste realidad que vivimos los uruguayos, y nos da por pensar cuántos de nuestros hijos o nietos, que hoy cuentan con 18 o 20 años y que en esos años seguramente tenían edad escolar, y no recuerdan estos hechos…

Cuántos de esos niños, hoy jóvenes de nuestro país, han crecido en un Uruguay de incertidumbres. Cuántos pudieron insertarse al sistema, cuántos de ellos hoy sí pueden terminar el liceo o la UTU, o comen sus cuatro comidas, tan inaccesibles una década atrás, o accedieron a una computadora y quizás lo más importante, tienen derecho a la salud en forma gratuita hasta los 18 años.

Aun duele recordar que diez años atrás había más de 120.000 niños menores de 5 años que estaban en condiciones de total pobreza y sin atención médica y no podemos, ni debemos, olvidarnos cuando maestras de una escuela pública del barrio Conciliación detectaron que 80 niños de entre cuatro y siete años –hoy tienen entre 14 y 17 años- sufrían diarreas y vómitos debido a que se alimentaban con pasto y hojas verdes.

Tenemos cifras del daño y el maltrato infantil que significó para cientos de niños de nuestro país estos hechos. Antes nos acostumbrábamos a ver en una esquina de un barrio una olla popular, o un sindicato solidario haciendo un ensopado, para servir un plato caliente a los obreros sin trabajo o a los viejos sin jubilación porque los patrones de la empresa los tenían en negro.

La realidad del Uruguay de hoy nos ofrece otra cosa, y muestra de ello es el cierre del comedor en el Club Arbolito porque los niños ya no necesitaban ir allí a comer.

Logramos cumplir con las necesidades básicas que otrora estaban insatisfechas y ahora nos planteamos nuevos objetivos para construir el país que queremos; prueba de ello es que en el año 2000 había 100 escuelas de tiempo completo y solo en la administración Mujica se cuenta con 38 escuelas más en esta modalidad, mientras que se proyecta llegar al 2016 con otras 300 escuelas.

Los libros de historia quizás aún no cuentan que diez años atrás en Uruguay había 230.000 desocupados y que teníamos más de 646.000 personas en estado de pobreza en un país de poco más de 3 millones de habitantes, casi el 23,9% de la población. Hoy estas cifras han disminuido y lo seguirán haciendo a cifras como la del 2011 que llegan a un 13%, números que seguirán yendo a la baja por las políticas sociales y económicas que hoy sí rigen en el país.

Cuando recordamos la crisis pasada y observamos lo que los gobiernos del Frente Amplio lograron construir en solo siete años, también es necesario destacar el emprendimiento Los Arrayanes, escuela que en los años 90 fue cerrada y abandonada y se intentó vender varias de sus hectáreas, pertenecientes al Instituto de Colonización, para crear una colonia de vacaciones o una chacra turística. Vaya prioridades que había entonces, por eso es justo pensar qué ironía tiene la vida, cuando a veces escuchamos que con mucha frialdad se dice que se violan los acuerdos educativos, o que estos no se cumplen.

Con orgullo podemos decir que en los próximos días tendremos el centro regional “Los Arrayanes”, que alojará a más de 100 alumnos en diferentes modalidades bajo el régimen de internado, contará con una sala de videoconferencias, no solo para los estudiantes sino abierta a la sociedad, teniendo hoy ya 220 estudiantes que cursan las carreras de recursos naturales, carpintería de embarcaciones, carpintería de ribera y el ayudante de guardaparques (el único curso en el país), de acuicultura, o el de bioconstrucción. Cuántas cosas cambiaron y de cuántas no se habla.

Somos responsables de estar en forma permanente armando nuestra memoria colectiva, y de explicar que estamos donde estamos porque es bueno recordar de dónde venimos, y cómo la construcción de nuestro proyecto frenteamplista es y será con las fuerzas sociales del cambio, las que hoy comprenden que estas cosas pasan porque hay una historia de transformación social.