editorial

Ser Blanco

El republicanismo cerno de ser Blanco, fue y es el mejor intento de crear ciudadanía; y con su federalismo el mayor intento de autonomía política.

Estas dos formas de ver al ciudadano y al país, fueron sin embargo despreciadas y perseguidas por los gobernantes e intelectuales liberales-unitarios, centralistas en Buenos Aires y Montevideo. Artigas padre del federalismo-republicano fue no solo perseguido, si no su cabeza puesta a precio por traidor. No los consideraban poseedores de ideología, sostenían que la única ideología era la unitaria-liberal. ¿Cómo comprender, que los negros libertos, indios, gauchos, podrían ser ciudadanos con los mismo derechos civiles y políticos que ellos?. ¿Cómo comprender que aquellos caudillos no querían ser gobernados desde una capital centralizada que esquilmaba a las provincias?.

Aparicio Saravia fue el heredero, lo defendió dentro y fuera del país. Hoy recojo esas banderas, lo que escuche de niño, hoy puedo expresarlo como senador.

Este federalismo en Aparicio Saravia se amplió, como soldado republicano quería la unidad Americana y un ejército no solo integrado por Orientales, Argentinos, Brasileños, si no con un ejército Americano, el imperio Británico nos asfixiaba cada vez con mayor fuerza, eran “dueños” del país. Creo que Aparicio Saravia no fue comprendido en su justa medida: sus revoluciones no eran solo políticas para defender igualdades civiles y políticas, en su carta del 1ºde marzo de 1897 a su hermano Chiquito, le decía “Hace 31 años que nos gobierna una hegemonía política, la banca en mano de los ingleses, el puerto bajo el control de los ingleses, el tren en mano de los ingleses y un gobierno corrupto al servicio de ese poder” estaba pensando en la contradicción oligarquía-pueblo, imperio-nación. ¿Acaso no tienen actualidad estos conceptos? Puedo afirmar su vigencia, han cambiado las denominaciones: oligarquía parece ser palabras “comunistas”, pero podemos sustituirlas por “los dueños del poder al servicio de las multinacionales” u otras; pueblo, la denominación continua, y la integración también. El imperio ya no es Gran Bretaña, si no las grandes empresas y financieras que entran sin ejército a nuestro país. La nación sigue siendo débil. El ser blanco es el Honor a la nación y a quienes la integran, por eso lo social no nos es ajeno como se pretendió y se pretende culparnos. ¿Quiénes integraban los ejércitos? Si así se les puede llamar, hombres con armas caseras, rifles antiguos, sin uniformes, semi desnudos con frío y hambre, el pobrerío, de gauchos, indios, mestizos pardos, el gaucherío, pero también escritores, abogados, estancieros. ¿Dónde mejor que allí funcionó la democracia?. Aparicio Saravia sintió el abandono de los que habrían quedado al margen del camino y creyó necesario “… crear colonias para enseñar el trabajo a la gente del campo” y se oponía a la adquisición de cruceros que “… serian propiedad exclusiva de la oligarquía”. Aparicio Saravia puso el grito en el cielo al enterarse que se habría comprado un crucero presidencial.

Manuel Herrero y Espinoza en 1902 presenta un proyecto de colonización: “aquellos propietarios ubicados dentro de los 25km de las vías férreas dedicarían 10% de su área a la industria agrícola, si no se recargaría 3% de la contribución. Se recargarían con impuestos a los propietarios ausentes y con estos, se formarían un fondo que el estado dedicaría a la colonización. Se ha impuesto el concepto que los progresos sociales son obra del Batllismo, desconociendo que en 1902 los legisladores blancos firman una manifestación de propósitos, para que el presidente colorado la tenga presente: “una cuestión social latente” y en 1906 el programa de principios proponía la ley de 8 horas “…la realización de estas reformas sociales constituye uno de los anhelos del Partido Nacional” pues ya en 1905 Carlos Roxlo y Luis Alberto de Herrera presentan proyectos “ley de trabajo” .

Entre 1930 y 1960 se diluye ese real socialismo que reaparece en la década del 60 con Wilson Ferreira Aldunate que veremos en el próximo artículo.

Hoy tal vez por declaraciones de algún dirigente nacionalista trasnochado se nos acusa de oligarcas.

Volviendo a Aparicio Saravia y sus legisladores… ¿Somos los blancos oligarcas?.