sensaciones

No hay nada que reprochar

Nos quedamos con las ganas. Esta vez no tuvimos la efectividad con que la Selección mayor nos tenía mal acostumbrados y además tuvimos serias desatenciones defensivas. Sumadas ambas cosas: marchamos.

En cuanto a la tenencia de pelota, si bien hubo diferencias ni los rivales fueron los tales equipos ni el nuestro estuvo tan por debajo de lo que es la Selección mayor. Nuestro principal equipo no es un equipo de propuesta, es de respuesta. Somos contundentes, mortíferos y atrás defendemos bien, con un juego sencillo y directo. No somos de jugar bonito ni de toque y toque.

Por lo que no creo que haya que buscar culpables a este fracaso olímpico: perdimos porque tuvimos errores decisivos atrás y adelante no pudimos conquistar los goles que en los últimos tiempos nos dieron tantas alegrías celestes. Alegrías conseguidas siempre con gran esfuerzo.

Por supuesto que este equipo no tiene el nivel de la mayor. Por algo falta el 65% de los futbolistas de la mayor. No nos sobran jugadores. Juntamos un plantel donde hay titulares insustituibles. Un plantel integrado por futbolistas que están todos en el exterior y jugando en grandes Ligas.

En todo caso esta derrota nos ubica en cuanto a la real ubicación del fútbol uruguayo todo: somos muy poquito. Para muestra basta con ver las actuaciones de los clubes uruguayos a nivel internacional. Salvo Peñarol, que a base de trabajosas definiciones logró llegar a la final el año pasado, el resto ha sido pobrísimo. Por eso no podemos castigar a este grupo integrado por muchos futbolistas jóvenes por más bronca que nos de la eliminación.

Esta bien que queramos ganar siempre y que se haya formado una mística ganadora. Pero, en todo caso, tras esta derrota, deberíamos volver a valorar lo conseguido en la mayor y cómo lo conseguimos.