curuguaty, nuevo testimonio

Defensores del golpe contra Lugo

En la interpelación del 26 de julio al canciller Almagro, los senadores blancos y colorados, sin excepción, empezando por el interpelante (el ex canciller Sergio Abreu) avalaron el golpe de Estado contra Lugo. En el debate se demostró desde todos los ángulos que en ese juicio político sumarísimo se habían violado descaradamente varios artículos de la Constitución, varias normas legales, todos los antecedentes en la materia (desde los internacionales como los de Nixon o Collor de Mello a los del propio Paraguay, como el de González Macchi), que se impidió hablar a los senadores opuestos a la destitución, que no se presentó ninguna prueba, al extremo de que el acusador dijo que “los hechos no necesitan ser probados” porque son “obviamente de conocimiento público”. No les importó que se hubiera violado la forma y la sustancia del juicio político. Siguieron sosteniendo que todo había sido legal. A lo sumo un poco apresurado…

Ni siquiera les hizo mella el hecho notable de que la totalidad de los gobernantes de los otros 11 países de la Unasur, del más diverso signo político (incluidos Piñera y Santos) condenaran el quiebre institucional en Paraguay, con el agregado de que prácticamente ningún país (salvo el Vaticano y Taiwán) ha reconocido a los golpistas paraguayos. Incluso el gobierno del PP de España le ha anunciado que no será invitado a la Cumbre Iberoamericana de Cádiz en noviembre. Y ya que mencionamos al Vaticano: es falso que la Iglesia católica paraguaya haya avalado el golpe, como lo demostró en la interpelación el senador Héctor Lescano, citando a destacados prelados paraguayos.

Acaba de aparecer otro valioso testimonio sobre la masacre de Curuguaty, que según Ricardo Canesse fue un verdadero ajusticiamiento. El presidente Lugo había designado una Comisión Investigadora al respecto. El nuevo régimen la desactivó, y no se investigó nada. Dos periodistas locales y el dirigente liberal Domingo Laíno, muy activo en la lucha democrática, entrevistaron en el correccional de Villarrica al joven Richard, de 15 años, que cursaba el octavo grado en la Escuela Agrícola de Curuguaty, y está detenido desde el fatídico 15 de junio. En ese lapso, una sola vez se permitió a su madre visitarlo.

Aquel día se encontró en la colonia Yby Pyta con unos amigos que reclamaban tierras explotadas por la empresa Campos Morombí. Relata que los campesinos salieron al camino para dialogar con la policía que rodeó al grupo. De inmediato se desató una balacera. El primer muerto fue un ocupante. Richard salió corriendo pero la policía lo alcanzó. Levantó los brazos y se tiró al suelo. Lo mismo hizo otro campesino que escapó con él, pero a éste lo ejecutaron de un tiro a dos metros de distancia. Richard observó que desde un helicóptero, que sobrevolaba el casco de la estancia del dirigente colorado Blas N. Riquelme lanzaban gases incendiarios que quemaban los pastizales. Luego lo subieron a un coche de policía junto con ocho campesinos. Oyó que un uniformado le decía a otro: Vamos a matarlo, pero éste respondió: No, vamos a llevarlo al calabozo (de la comisaría de Curuguaty) para que diga donde están los otros. En el calabozo, le dieron puñetazos y patadas en la cabeza y el cuerpo, culatazos de pistola en la frente y acabó en el hospital con tres costillas rotas. Mientras lo golpeaban le preguntaban quiénes eran los demás campesinos, dónde vivían y dónde estaban. Asegura que entre los interrogados había heridos que eran trasladados por orden policial del hospital al calabozo para ser indagados. El juez de la causa denegó el pedido de las abogadas que lo defienden para otorgarle medidas socio-educativas y hoy el joven, está imputado de homicidio doloso, lesión grave, coacción, asociación criminal e invasión de inmueble ajeno.

Su relato coincide con el que aportaron los delegados uruguayos que concurrieron recientemente a Paraguay (véase la nota del 28 de julio “La tragedia de Curuguaty”) y con las declaraciones de varios senadores frenteamplistas (Michelini, Agazzi, Constanza Moreira, Lorier, Tajam, entre otros) en la interpelación al canciller. Se destacó en particular el hecho de que tres policías fueron ejecutados con balazos en la sien, el cuello y el corazón, por disparos de expertos francotiradores en la gran provocación que sirvió de pretexto a la destitución del presidente Lugo.