me duele el frente amplio
Sobre la noche, cuando ya no me da el cuerpo, tengo la costumbre casi semanal de extender la mano, tomar un libro de la biblioteca desordenada y dialogar con alguien.
Es así que me encuentro con Arismendi, con el gordo Trías, con Wilson y con Batlle y Ordóñez y con José Pedro Varela. Confieso que mis encuentros con Marx y Lenin son esporádicos, pero últimamente tomamos algún café juntos para hablar de lo que es la clase en sí y la clase para sí, porque creo que hay dirigentes sindicales que solo reivindican y que no tienen una perspectiva de cómo se aglutinan multitudes detrás de un proceso de cambio.
En esta búsqueda de diálogo, en los últimos días sentí que tenía que hablar con Seregni y no lo pude lograr. No sé si estaba ocupado, si su celular no andaba, si estaba caminando con Lilí por los arenales de Costa Azul.
Estaba en eso cuando apareció Gerónimo Cardozo, el único amigo que llegó a Brigadier General, con una entrevista que se le realizó a Seregni en el año 2000, que me impactó fuerte.
Confieso, una vez más, que me sentí pequeño, porque el viejo General le dijo a la izquierda lo que le estaba pasando y lo que le podía pasar y nadie se dio cuenta o miraron para el costado.
Atrevidamente recojo parte de sus declaraciones en aquella entrevista de la revista “Escenario2”, en agosto del año 2000, que me sirven de base para ese diálogo virtual que nunca tuvimos. ¿No lo habremos tenido?
Los invito a participar. Las preguntas y la edición de las respuestas son solo de mi autoría.
Reconocer los errores
¿Qué problemas detecta hoy en la izquierda?
Uno de los defectos que se observan en la izquierda y es forzoso admitir, es una especie de complacencia consigo misma. ¡Cuánto nos cuesta reconocer los errores! Hemos sido renuentes en reconocer errores y por consiguiente en procesarlos. ¿Cómo cambiar sin reconocer errores? ¿Cómo adaptarse a las nuevas realidades si no aprendemos a reconocerlas? Si las nuevas realidades no caben en los viejos esquemas, si no son accesibles a través de los antiguos instrumentos de interpretación, hay que renovarse, abandonar los esquemas y mecanismos perimidos. Lo que no puede dejarse de lado es la realidad.
¿Qué nos está pasando?
¿Los éxitos electorales pueden agravar esos defectos?
Hay una constatación histórica, que tiene su mejor expresión en aquella frase: “el olor a queso del gobierno despierta pasiones inconcebibles”. Es rigurosamente cierto, ¿qué nos pasó a nosotros? ¿Qué nos está pasando compañeros frenteamplistas? A medida que nos aproximamos al gobierno, que lo vemos ahí como una cosa tangible, ¡cuánto y cómo se han despertado las pasiones sectoriales, cuánto hemos perdido de sentido unitario y global, porque se empieza a disputar la pasión de poder, a soñar con ese pedazo del queso que es el que te toca!
Hemos crecido cuantitativamente y hemos desmejorado cualitativamente. Hemos estado perdiendo los principios básicos de la izquierda: la solidaridad, lo que significa discutir entre compañeros, el aceptar la autocrítica como una herramienta absolutamente imprescindible de avance. Esto es lo que tenemos que superar en la izquierda, porque constituye una enfermedad que lleva finalmente a la división, a la frustración y a no alcanzar nunca las metas.
Siento que nos estamos vaciando de contenido ético. Tenemos que regresar a los valores, tenemos que trabajar sobre los valores, tenemos que recuperarlos plena y necesariamente a riesgo de que el Frente Amplio se convierta de más en más en un partido tradicional en el mal sentido del término. Y esa es la lucha y el reto en el que ando. Hoy contamos con enormes facilidades para discutir, para encontrarnos. Todo esto que nos permite la ciencia y la técnica en comunicaciones, con Internet, con el correo electrónico, habilita estos contactos.
Las estructuras se esclerosan
¿Hay que ir a una reestructura de la orgánica del FA?
Hay que adecuar las estructuras partidarias, porque también ellas envejecen, se esclerosan y se constituyen en un freno al avance y al cambio, la estructura válida en 1971 no es la que corresponde al 2001. No confiar en el crecimiento espontáneo, no confundir voluntad política con voluntarismo. No perder los fundamentos de la individualidad, del perfil de la fuerza política, de la izquierda. La izquierda será izquierda y podrá alcanzar efectivamente un paradigma de la sociedad y avanzar hacia él en la medida en que no pierda los valores, el apego a los valores. Las dos cosas: perfeccionar el marco teórico, sí, la revisión teórica, pero a la vez esta revisión práctica de todos los días de los procedimientos que estamos siguiendo. Sin lo uno no hay lo otro.
Hemos empeorado
General, ¿quiere agregar algo más?
Creo que era Unamuno el que decía: “Me duele España”. A mí me duele el Frente Amplio y siento que en vez de mejorar, hemos empeorado.
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