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Acerca del proceso electoral mexicano

Ugo Codevilla PUBLICADO el Domingo 29 de julio, 2012
Ugo Cadevilla

Mucho es lo que se pude inferir de las elecciones en México. Lo primero es que al aceptarse que el PRI se compre una elección, lo que sigue son otras elecciones futuras “ganadas” en las mismas condiciones. Por un lado, el peso desmedido de los medios de comunicación en la política, en especial en la fabricación de los candidatos y por otro, el dinero ¡de toda procedencia! avenido para comprar lo que no se puede lograr a través de la aceptación ciudadana. En este sentido conviene resaltar que la pobreza y la pobreza extrema no son un buen piso para la democracia, y en México, más de la mitad de la población es pobre. Debemos ser claros en esto y subrayar que en suelo azteca, una parte importante de la gente en edad de votar no es ciudadanía dado que no tienen la menor responsabilidad cívica. Algo construido desde los gobiernos priístas y que se acentuará con el gobierno de Enrique Peña Nieto. Con tal situación, la derecha latinoamericana se refuerza, sobre todo la que acepta indicaciones de Washington.

La posibilidad de que surja un gobierno popular en México es cada vez más improbable. No porque no se tengan los votos para ganar una elección, sino porque no se cuenta con el dinero ni la estructura para comprar cinco millones de votos que fue lo que adquirió el PRI el primero de julio próximo pasado.

En todo caso, “las izquierdas” en este país entrarán en un juego que los llevará a separarse de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), especialmente el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Las tribus que dominan a ese partido pueden entrar en una negociación a fin de llevar como candidato para el lejano 2018, a Marcelo Ebrard, actual jefe de gobierno del DF. Alguien moderado que se prestaría al deseo de los “chuchos” (tribu dominante del PRD) de transformarse en algo parecido a la cola del Partido Demócrata norteamericano. De esta manera –según ellos-, con el apoyo de Washington podrían impedir que el PRI siga haciendo alquimia con los votos.

El problema es que los antes citados “chuchos” no pudieron concretar ese proyecto cuando lo intentaron. Y cuando fueron a las elecciones intermedias (parlamentarias) en el 2009 sin el liderazgo de AMLO, se desfondaron consiguiendo apenas cuatro millones de votos. AMLO ratificó en el 2012 su electorado del 2006 que ascendió a quince millones de votos, dando pie a la controversia donde los “chuchos” tienen el control del partido y AMLO los votos. Lo que augura que este último deba emprender la difícil tarea de construir un nuevo partido político. Hoy encabeza el movimiento Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), ahora le falta edificar la columna vertebral que estructure al movimiento y con tal orgánica pueda capitalizar los errores de sus adversarios, función que el PRD no ha cumplido. Por el contrario, durante cinco años se enfrascó en una lucha fraticida en contra de AMLO, que fueron los años previos a la elección.

El problema es que el PRD de los “chuchos” confunden candidato con líder de masas y en este sentido, Ebrard tiene un perfil frívolo muy distinto a AMLO que es un político que conquistó la confianza y la buena disposición de un importante sector de la ciudadanía.

Y de lo que se trata ahora es de organizar un pueblo para evitar el esponjamiento del PRI o de lo contrario, resignarse a regresar a los días en que la izquierda eran grupos marginales. Un hecho que hace la diferencia de México con buena parte de América Latina.

Por lo pronto, las expectativas alrededor de Enrique Peña Nieto, no resistirán el primer año. Apenas aplique su paquete de reformas se convertirá en un presidente antipopular arropado por una campaña permanente en medios.

Una campaña que aturde y estupidiza a los televidentes, al pretender hacer racional lo que es claramente irracional. Hablo de que a fuerza de dilapidar el dinero público, proyectan con un diluvio de spots un gobierno y un país que realmente no existe.

Desde ese momento es cuando hay que empezar a capitalizar los “horrores” del priísmo reloeded y si todo continúa tal cual está, será cuando encuentre a la “izquierda” mexicana en pleno jaloneo. Asimismo, se repetirá lo acostumbrado que, ayer como hoy, hay quienes ganan perdiendo.

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