editorial

Meteorología política: alerta colorada

Después del patético llamamiento de los tres ex presidentes, el Partido Colorado subió la apuesta y, en su última Convención, emitió profundos razonamientos y sesudas reflexiones sobre la democracia y la libertad, y no ahorró epítetos para descalificar a la izquierda y al gobierno del Frente Amplio.

Ganados por un irreprimible frenesí constitucionalista, los dirigentes colorados pusieron el grito en el cielo por la actitud del partido de gobierno a raíz de las últimas decisiones de la Suprema Corte de Justicia. Aun cuando los legisladores frentistas ya habían desestimado la propuesta de juicio político a la SCJ, los celosos guardianes de la institucionalidad creyeron del caso exigir al presidente y al vicepresidente que se pronuncien sobre aquella imprudente iniciativa. Ya que no fueron Mujica ni Astori los que lanzaron la idea del juicio político, y dado que la propuesta fue prontamente desechada, parece a todas luces fuera de lugar, inútil e inconducente la pretensión colorada. Pero no importa. Los colorados se han erigido en un bastión republicano, en el último reducto en defensa de la institucionalidad democrática, “seriamente amenazada” por el gobierno frentista.

Es así que la secretaria general del CEN colorado, la diputada Martha Montaner, encontró una gran similitud entre la situación actual y la que se vivía en febrero de 1973; no se puede dejar de reconocer su portentosa creatividad.

Contradiciendo su clásica exhortación de “no tener ojos en la nuca”, el doctor Sanguinetti, dos veces presidente de la República, optó por abrir muy grandes los suyos para mirar atrás y recordar que antes del 73 muchos de los que hoy gobiernan abominaban de la democracia burguesa y empujaron al país a un enfrentamiento que desembocó en la ruptura de las instituciones en junio de aquel año.

Pedro Bordaberry, por su parte, se sintió identificado con Venancio Benavides y Perico Viera y no vaciló en equiparar la sesión de la convención colorada del jueves nada menos que con la Admirable Alarma o Grito de Asencio.

Lo único que faltó fue la amenaza de los tanques rusos pisoteando la libertad del indómito pueblo oriental…

Estos gritos destemplados, emitidos con la excusa de defender las instituciones supuestamente amenazadas, ya no generan alarma en una población que no cree en fantasmas.

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