Ante un nuevo 1º de Mayo
Ante un nuevo primero de mayo, quienes venimos del movimiento sindical y de la pelea constante por la mejora de la calidad de vida de trabajadoras y trabajadores, sentimos que debemos hacer un alto en el camino y trasmitir a compañeros y compañeras de toda la vida, nuestra reflexión.
Hay fechas en la vida de nuestro país (como 1º de mayo, 20 de mayo, 27 de junio, 14 de agosto, entre otras) que representan momentos de recuerdo y de proyección al futuro.
Hoy queremos concentrarnos en un capítulo específico: la formalización del trabajo y la mejora de los ingresos mínimos.
¿Por qué este tema?
Porque en los años 90 fueron las variables que más se deterioraron. Solo algunos indicadores para el recuerdo:
• El salario mínimo entre 1989 y 2000 cayó un 57%; la caída luego de la crisis 1999-2002 fue un 20% más.
• La informalidad creció y se ubicó en más del 40%, es decir, casi uno de cada dos personas ocupadas era informal.
• El seguro nacional de salud (llamado Disse) incluía poco más de 600 mil personas.
• Solo cobraban asignación familiar (AFAM) quienes eran formales, lo cual hacía quedar a muchas personas fuera de este beneficio y recién luego de la crisis se implementó tibiamente un sistema de AFAM para no contribuyentes.
Diversos trabajos académicos realizados por el Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas, en especial un trabajo de Rodrigo Arim y Verónica Amarante, muestran que las diferencias entre una persona trabajadora formal y una no formal son relevantes a lo largo de toda la vida laboral, al menos en cuatro dimensiones:
• Diferencias significativas en el nivel salarial de hasta 30%.
• Mayor inestabilidad expresada en una rotación de su trabajo mucho mayor en el caso de los informales.
• Menores calificaciones en los puestos a que se accede.
• En el largo plazo, menores montos y probabilidades de jubilación.
Al mismo tiempo la evolución del salario mínimo nacional mejora el ingreso de quienes lo ganan pero sobre todo presiona al alza a trabajadores que están en ramas de salarios muy deprimidos y que, al subir el mínimo nacional, obliga a subir los otros. Es el caso del servicio doméstico, trabajo rural, vestimenta, salud, comercio minorista. Todos, además, trabajos con fuerte presencia de jóvenes y especialmente mujeres, donde están los más bajos salarios.
¿Cómo evolucionaron? Los datos
Tomaremos en los indicadores cinco variables: salario mínimo nacional, porcentaje de informales entre los ocupados, cotizantes de la seguridad social, asignaciones familiares y afiliados al Seguro de Salud (Fonasa).
El salario mínimo nacional, entre 2004 y enero 2013, en que se dio el último ajuste, ha aumentado en 250%, es decir, se multiplicó por 3 veces y media. (gráfico 1).
La tasa de informalidad -que mide la encuesta de hogares y que determina cuántas personas de las que están ocupadas no están registradas en la seguridad social- en 2004 era 40% y en 2012 cerró en 25% (gráfico 2).
Otra manera de mirar este tema de la informalidad es el aumento de los cotizantes de la seguridad social. Tenemos allí que entre 2004 y 2011 (los datos de 2012 dan un nuevo aumento) han aumentado 500 mil cotizantes. Es verdad que el país ha creado mucho empleo en estos años (como ya lo hemos dicho en muchas ocasiones) pero también es claro que el número de cotizantes es muy superior al número de empleos, lo que significa ni más ni menos que los nuevos empleos son esencialmente formales y al mismo tiempo que mucha gente que estaba ocupada sin registrarlo en la seguridad social ahora lo está (gráfico 3).
Las asignaciones familiares van camino hacia la universalización, no solo por su número sino porque se integran como un beneficio de niñas, niños y adolescentes, independientemente de otras condiciones. Además su monto, que ha aumentado significativamente (100% de aumento en valor real promedio) es mayor cuanto menor sea el ingreso de las familias.
Finalmente, aquellas poco más de 600 mil personas del viejo Disse se han transformado en más de 2 millones de Fonasa. Otra vez hay una parte que la explica el propio crecimiento del empleo y su formalización. Pero el cambio más significativo ha sido incluir población:
• Niños, niñas y adolescentes (casi 500 mil).
• Cónyuges (cuyo proceso de ingreso finaliza en 2013).
• 200 mil personas jubiladas; su proceso de ingreso finaliza en 2016.
• Unipersonales con hasta 5 empleados a cargo.
• Trabajadores públicos.
Las causas de este proceso
Tales resultados no pueden explicarse por la casualidad, sino por las políticas públicas.
A cuenta de análisis más a fondo sobre este último punto, se destacan cuatro políticas activas que han permitido este doble éxito para la clase trabajadora tanto en los salarios más bajos como en la formalización de sus empleos.
• Los consejos de salarios, que al regular el proceso de fijación de salarios y no dejarlo al libre mercado, posibilitaron estas mejoras.
• La reforma de salud, que por un lado universalizó el acceso a la salud y por otro al ingresar todo el núcleo familiar al Fonasa estimuló la formalización.
• La actitud proactiva del BPS durante estos 8 años, estimulando con un sinnúmero de medidas la formalización y controlando con mucha más rigurosidad.
• La política de fijación de salarios mínimos, siempre aumentando muy por encima de la inflación.
Queda mucho camino por recorrer dado que todavía subsisten personas con salarios bajos y en informalidad. Esto sobre todo es importante en los sectores que aún no han salido de la pobreza. Nuestro compromiso es seguir dando esta batalla, con la ley de empleo juvenil, con la ley de cupos laborales para afrodescendientes, con nuevas políticas productivas, económicas y laborales y sobre todo para los sectores más pobres, con Jóvenes en red, Uruguay crece contigo, cercanías y el Plan 7 zonas.
Una reflexión final: todo esto ha sido posible porque Uruguay tiene un movimiento sindical unitario, que reivindica salarios pero que propone cambios programáticos y estructurales y que milita por un mundo mejor. ¡Gracias a ellas y ellos!
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Toko
30 abril, 2013
10:50
A ver Olesker la universalización de la salud ya estaba, lo que se formalizo es la entrada en los servicios privadas a un costo de entre un 3% o 1,5% de los salarios, por tanto es finaciamiento a la medicina privada (en particular las clinicas que compendian empresarios medicos) de los salarios, todos.
ASSE tiene menos clientes (pacientes) y la atención se mantiene en los mismos parametros, la gestión es mala, la idea? un disfraz, para nada nueva, solo traslado mercantil de dinero.
La politica de fijación de salarios parte de una idea si a tener en cuenta, los consejos de salarios, pero el resultado, no es gracias al gobierno, para conseguir recuperación los trabajadores deben perder jornales, y para salir del sistema en negro (BPS) queda casi en manos del trabajador el contralor, a riesgo de su empleo. Y cuando la mano apreta, apretan el salario, y se nota en la tasa inflacionaria admitida para negociar en los consejos de salario.
Quedan los 11 mil pesistas, 800 mil del total…
Toko
30 abril, 2013
11:19
Y, fundamentaltemente Olesker, si el pais compra dolares para achicar el circulante de la moneda extranjera, le da ganancias de mantener el tipo de cambio a los que cobran dolares externos… pero si en el mismo día, vende los dolares para meter circulante en la plaza financiera, pierde plata (no el banco central, el pais, paga la pasa de interes indirecto al bolsillo del capitalista).
Si encima sube la tasa de referencia y el encaje bancario… para endueudarse y dice que tiene blindaje… cuando en realidad tiene mas deuda (si pido mil pesos a una casa de prestamo,no tengo mil pesos, debo mil pesos mas los intereses),todo es una madeja financiera, ingenieria matematica aplicada al dinero… que en epocas tranquis, agranda al gastador,el tema es si cambia el viento, y para eso, no hay paraguas.
Por eso los salarios no suben, porque se debe mantener la ganancia del capital, ni sube la industria de valor agregado, sino el comercio y mas el financiero. El consenso de washington, saluda