Miércoles, 6 de Marzo, 2013. Montevideo - Uruguay
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opinión

“Las penas son de nosotros, las vaquitas…”

Jorge Pasculli
periodista
PUBLICADO el Domingo 3 de marzo, 2013

El Presidente se refirió a la necesidad de un impuesto a la concentración de la tierra para, de esa forma, solventar la imprescindible caminería rural que posibilita una mejor calidad de vida para la cada vez menos gente del interior y para la producción.

“En Uruguay tenemos superconcentración en el sur y un campo muy despoblado. No podemos escapar a esa tendencia casi de carácter mundial”, dijo.

“Somos un país agroexportador que cada vez debe ser más fino, inteligente y calificado en su trabajo y que no reniegue culturalmente de lo que es, sino que lo haga con pasión y entendimiento. Esto implica transitar por este camino de urbanizar la vida rural. En paralelo se deberá hacer un esfuerzo de calificación cultural, técnica y científica con el interior del país”, añadió.

Recordó que se discute por un impuesto vinculado a caminería rural pidiéndole colaboración a 1.200 empresarios de los más importantes en posesión de tierra.

Y está claro, como lo dijo, que esos recursos tienen que provenir de quienes más tienen en el campo. Quienes más ganancia logran con el campo. ¿Quiénes van a pagar esos recursos? ¿La peonada? ¿Los pequeños productores? Es probable que el ICIR tenga vicios formales por los que la SCJ lo declaró inconstitucional, pero es indudable que el gobierno tiene razón en el fundamento filosófico.

Que los ricos paguen más

Esto es tan claro en el mundo, que ya ni se puede hablar de justicia social sino de única posibilidad práctica de obtener recursos. Tanto es así que Obama en enero acudió a aumentar los impuestos de los norteamericanos de mayores ingresos, pese a la oposición de los republicanos.

Pero es que no hay otro remedio, ya ni siquiera por una razón moral o de justicia. Debemos entender, aunque no sea por amor al prójimo o solidaridad, sino por mero egoísmo, que para seguir enriqueciéndose es necesario que los sectores medios y bajos también puedan acceder –por lo menos a escala- a las necesidades básicas. Por supuesto que este concepto va en aumento, porque el confort va en aumento. Y es natural que toda familia quiera tener hoy una computadora o un televisor color –por decir algo- aunque no sean de marca. Porque cada vez más vivimos en un mundo consumista donde desde los medios la publicidad impone que si no tenés tales y cuales cosas no sos feliz… Ni qué hablar de lo que es vivienda, educación, salud. Si no intentamos un esfuerzo por compartir y redistribuir estaremos condenando a las próximas generaciones a vivir en un mundo con enormes diferencias, donde no habrá policías ni muros ni alarmas que contengan a aquellos que sientan que nunca van a llegar…

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