opinión

La situación política en El Salvador

En el pequeño “Pulgarcito de América” las aguas políticas están turbulentas y seguramente por primera vez en muchos años, aparecen tres fuerzas políticas con posibilidades de triunfo en las futuras elecciones nacionales. Que aunque serán en marzo del año entrante, ya están en carrera presidencial los distintos candidatos.

El FMLN, partido de gobierno, buscará su segundo mandato con una fórmula que lleva como candidato presidencial, a Salvador Sánchez, considerado de la línea ortodoxa, y como vice a Oscar Ortiz, que oxigena la fórmula desde el punto de vista electoral, en la medida que es un candidato mucho más potable para amplios sectores que rechazan a Sánchez por su pasado guerrillero. Lo que se oye en la calle, que siempre es importante en estas contiendas, es que si fuera Ortiz a la Presidencia aumentaría el caudal de votos.

Suceden dos cosas para que hasta el momento esto siga inamovible: por un lado, que la experiencia de llevar como candidato a alguien que no sea del casco duro del partido, no fue positiva para el FMLN; tal fue la experiencia con Mauricio Funes, actual presidente. Y Ortiz no logra mayorías a la interna del partido, aún siendo militante del mismo.

Por su parte, Arena baja en las encuestas a pesar de que lleva un candidato que ganó cómodamente las pasadas elecciones a la Alcaldía de San Salvador, como lo es Norman Quijano. Arena concentra a la derecha más reaccionaria, que no logra travestirse, su pasado lo condena y sufrió el alejamiento de Tony Saca, ex presidente de El Salvador que ahora busca en otro agrupamiento político abrirse una alternativa distinta.

El gran tema es a quién le quita votos Saca, si al FMLN o Arena. Saca aumenta en las encuestas en caso de que se confirme su candidatura, que todo hace pensar que así sucederá. Difícil en la actualidad aventurar un pronóstico, lo que sí es seguro es que haya segunda vuelta si se concreta el escenario que describo, con tres candidatos.

Saca es un candidato de derecha que se camufla electoralmente planteando sus desacuerdos con Arena, también con el FMLN, intentando tener ahora un discurso que confunda, haga olvidar su pasado de neoliberal auténtico, diciendo por ejemplo que no tocará ninguno de los planes sociales realizados por el actual gobierno, sabedor de que estos han prendido en los sectores más humildes de la población. Intenta desacreditar a su viejo partido planteando que ya es cosa del pasado, sobre todo intentando ganar el voto de los jóvenes areneros y también posiblemente sectores que han votado el cambio propuesto por el Frente, hoy descontentos con lo realizado por el gobierno.

El FMLN intenta por el momento no desenmascarar a Saca. Es que para terminar su mandato sin grandes cambios, necesita de acuerdos parlamentarios con los diputados de GANA, fuerza política que se desprendió de Arena en el actual período parlamentario y que trabaja para la candidatura de Saca.

A mi juicio esta política puede ser suicida para el FMLN, ya que el no desmarcarse de Saca lo lleva a perder credibilidad en el casco duro de sus votantes que no entienden de acuerdos parlamentarios al margen de la gente y sus necesidades.

Quien mejor se mueve en el campo electoral hasta el momento es justamente Saca, que sigue creciendo en las encuestas y aunque quedara en tercera fuerza, sabe que define en la segunda vuelta y habrá que negociar con él.

No se discuten hasta el momento programas que es lo que en definitiva importa, todo es solamente mediático en derredor del “candidato”. De seguir con esta estrategia, el FMLN puede perder el gobierno, y solamente un fuerte apego a volver a su gente, realizar una autocrítica de sus errores y desmarcarse de Saca, retomando un planteo de izquierda, obligará a este a sacar efectivamente su verdadera cara; de lo contrario la confusión será mala consejera para el FMLN.

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