OPINIÓN

La Policía en los estadios

En las páginas de TRIBUNA hay abundante información sobre lo sucedido en Peñarol -Vélez, así que no voy a repetir lo que además se ha informado por todos los medios.

Así como la sociedad cambió desde que entró la pasta base y entonces la delincuencia se multiplicó, la violencia masiva se metió en los espectáculos deportivos a través de “las barras bravas”, que empezaron siendo barras de aliento y parte de ellas terminaron siendo organizaciones autónomas de los clubes, que viven de sus dirigentes, jugadores e hinchas. Estas “barras bravas” no son toda la barra de aliento, sino un grupito. A esta van decenas o miles(según el tamaño de cada hinchada) atraídos por integrar una forma bullanguera de alentar de la que se sienten orgullosos.

A veces estos adolescentes sienten que esta pertenencia es la única identidad que les importa. Sienten que “dan la vida” por sus colores, en una mezcolanza ingenua, irresponsable y cambalachesca donde muchas veces no están ajenos el alcohol, la droga y el espíritu patoteril.

Es decir, aquí hay un problema muy complejo, que está plenamente metido en la sociedad. Los problemas de la sociedad van al fútbol o al basquetbol cada vez que hay partido. De eso no se salva nadie.

Después de patrocinar ingenua e irresponsablemente a estas barras que al comienzo eran solo de aliento, los clubes grandes han optado por contratar su propia seguridad para proteger a dirigentes y jugadores de ellas. Pero no alcanza. Como tampoco alcanza la Policía ni la legislación vigente, algo que también sucede en el resto de la sociedad con la multiplicación de los delitos de cada vez más jóvenes. Frente a esto la Policía querría no ir más a estos espectáculos, porque si pegan son criticados y si no pegan también son criticados.

Está claro que aquí todo el mundo quisiera que con pagarle a la Policía esta se encargara de todo. En la sociedad y en los estadios. “Pago y ya está…” Como si fuera fácil. Esto no implica que la Policía no comete errores. Por supuesto que sí.

Resumiendo, hay que continuar con el esfuerzo que están haciendo algunos clubes de sacarse el chantaje y el apriete de encima. Por otro, habría que formar una Policía especial que se dedique a cuidar a las barras, que las integre, que las conozca, que las mantenga a raya, y una legislación especial, más precisa y más dura que habilite a los jueces a no tener que darles la libertad a los 5 minutos a quienes delinquen y arman disturbios.

Igual, no va a ser fácil. Aunque no nos guste la violencia social se ha instalado en nuestra sociedad así como en otras.

Eso sí, no debemos resignarnos. Está en juego lo hermoso de la vida.

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