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EL MUNDO FINANCIERO

Irresponsabilidad, locura, criminalidad

Dr. Jorge R. Bruni
Abogado, ex ministro de Interior
PUBLICADO el Jueves 21 de marzo, 2013

No se necesita ser experto para afirmar que obtener ganancias en la economía de mercado exige eficiencia en el accionar capitalista. Y si se trata del capitalismo financiero, donde la mayor parte de las veces se busca el lucro por sí mismo a cualquier precio, se manejan diferencias de cambio, variables entre tasas de interés, de mercados inmobiliarios, marcas, etc, esto es, se especula mucho, ¿no les parece? Para ello el liberalismo financiero fundamentalmente, aunque no sólo él, exige libre mercado que permita alcanzar la mejor situación posible para los agentes económicos, sin problemas, es decir, sin reglamentación que obstaculice su acción. La especulación no siempre produce ganancias. A veces las pérdidas afloran. Y en grande. Pero en el mundo actual, es de tal magnitud el poder del capitalismo financiero, que le da gran capacidad de maniobra. Hasta le permite convertir pérdidas en deuda pública u otros manejos similares. Poder que ha dado origen a la idea de que las finanzas se han transformado en autónomas respecto a la producción.

Ese hecho ideológico genera consecuencias y fundamentalmente mentalidades que uno no sabe cómo calificarlas. ¿Simple especulación, irresponsabilidad, locura, criminalidad financiera? Conductas, además, que muchas veces se dejan pasar ante la imposibilidad de actuar, sea por distracción, ignorancia o simplemente conveniencia. Algunos ejemplos reflejan adecuadamente esto que estamos expresando. Es necesario que aclaremos que referimos a hechos e ideologías y no a hombres concretos, a pesar de que citamos algunos. Pero no todos pueden ser calificados de la misma forma.

En octubre de 2012 polemicé por este mismo medio con el gerente de AFAP SURA en Uruguay, quien expresó conceptos que a mi entender no fueron nada felices: “No es justo que quienes tuvieron un buen trabajo en su vida, sean una carga para el resto de los uruguayos. Los detractores del pilar de ahorro individual cambiarían si se abstrajeran de la ideología… En Uruguay las aseguradoras privadas se retiraron del negocio previsional porque no les resultó rentable porque las jubilaciones deben ajustarse periódicamente, según la evolución del Índice Medio de Salarios.” No es ignorancia ni distracción. El afán de lucro es muy importante.

Tiempo atrás, la Presidenta Cristina Fernández refiriéndose a la actual crisis española, se preguntaba: “¿Entra en la cabeza de alguien que se le niegue a una actividad como la minería 200 millones de euros, y se ponga uno arriba del otro 23 mil millones de euros a un banco? Nos preguntamos ¿es racional, capitalismo, locura?”.

Pero vayamos a Japón, donde el ex primer ministro y actual ministro de Finanzas, Taro Aso, pidió muy convencido a los ancianos del país que “se den prisa en morir” para que de esta manera el Estado nipón no tenga que pagar su atención médica. Y agregó: “ha llegado el momento de no prolongar su vida con tratamiento médico”. A diferencia de los casos anteriores, ni siquiera merece perder tiempo en comentarios. Esto es además de locura, criminalidad, lisa y llanamente. Posteriormente intentó aclarar sus dichos. Pero, mejor que no aclare que oscurece….

Días atrás en Grecia, el Emir de Qatar, Hamad bin Jaliga al Thani, compró seis islas griegas en el mar Jónico por el precio de 8,5 millones de euros, según informa el diario británico ‘The Guardian’. Las mismas ya eran propiedad privada de otro poderoso magnate. Esto es impensable para nuestro país y la región. ¿Cómo se reaccionaría en Uruguay, si un poderoso capitalista financiero quisiera comprar la Isla de Flores, y el gobierno uruguayo accediera a ello? Lo mismo sucedería con la argentina Isla Martín García, aunque admitamos que en este caso sería mucho más grave aún.

¡Es la economía, estúpido! decía el asesor del ex presidente Clinton. Claro que lo es. Tonto sería negarlo. Pero miremos a qué se puede llegar con las mentalidades que genera, llámense intereses, locura, frivolidad, criminalidad, etc. Nada justifica las conductas mencionadas. Pero insisto: no significa que las mismas puedan ser catalogadas de igual forma.

¿Y si hablamos de lo que pasa en el mundo, en el que la población mundial es un poco más de 7.000 millones, viviendo la mitad aproximadamente en la pobreza, a pesar de que existen recursos que podrían sostener a un número de habitantes diez veces mayor al actual? A lo que se puede llegar: el capitalismo neoliberal que condena a la pobreza a casi el 50% de la población mundial. Estimados lectores ¿cómo calificarlo? Ustedes sabrán.

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