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Martes 19 de enero de 2016 - Montevideo, Uruguay

arte

Festejan el Día Internacional de los Museos

La mayoría de los 32 mil museos de 129 países cobran la entrada y una manera de festejar el Día Internacional de los Museos es abrir las puertas gratuitamente.

En Uruguay, al igual que en Inglaterra, los museos son gratuitos. Pero la diferencia es abismal en mantenimiento, presupuesto, equipo técnico, personal especializado y adquisición de obras. Hay también una diferencia fundamental: mientras la mayoría se limitan al único día (la entrada cuesta alrededor de los 15 o 20 dólares) en la muy fiel y reconquistadora ciudad se extienden un par de semanas. Es una incorregible costumbre local y así sucede con los numerosos días festejables (mercantilizados) que se extienden semanas o meses. El tema propuesto por el Consejo Internacional de Museos (ICOM) para 2013 está centrado en “Memoria más creatividad, igual a cambio social”, un tema sugestivo para reflexionar e instrumentar visualmente. Desviar la programación hacia la música (conciertos o bailes) es ignorar la celebración. Buena parte de los museos nacionales hace años que permanecen cerrados y están ajenos a esta supuesta movida museística.

Por supuesto ofrecer la entrada gratuita para público que nunca o rara vez visitó el Reina Sofía y el “Guernica” de Picasso, la “Gioconda” de Leonardo en el Louvre, “Las meninas” de Velázquez en El Prado, sería de enorme gratificación, pero además con la adhesión de las galerías particulares, extienden su horario hasta la medianoche. Algunos museos encuentran, todavía, la oportunidad de ofrecer innovadoras exposiciones, como sucede con “Artium, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo”, Álava, España.

Dos exposiciones de notable interés. Por un lado, “Feria, Iñaki Larrimbe”, muestra cargada de mucha ironía que intenta generar debate sobre el papel del museo en la sociedad cimentada en el consumo. Un consumo que no es únicamente de objetos sino también de todo tipo de experiencias, incluidas las relacionadas con el arte y la cultura. A modo de feria de atracciones, la exposición centra su discurso en el fenómeno del turismo cultural con atracciones en el espacio participativo: un túnel del arte que recuerda el tren fantasma de los juegos infantiles, tapizado de catálogos y libros de arte, sacos de boxeo, máquinas de fitness, un hinchable para niños y el autor, Iñaki Larrimbe, cobrará en función del número de visitantes o clientes, dentro de la mercantilización instalada en los museos.

Por otro lado, la colectiva “No tocar, por favor” registra en fotografías las actitudes de los visitantes durante el período de apertura de la muestra. Mantener una distancia prudente frente a una obra de arte es un gesto asumido por la gran mayoría de visitantes de museos, se encargan de recordarlo constantemente los vigilantes, los cordones rojos de seguridad y los rótulos de las salas de exhibición. Sin embargo, frente a esta imagen que no es una obra de arte, nada ni nadie impide la proximidad: de hecho, se convive con ellas constantemente, están presentes en todas las pantallas que tocamos incesantemente. El valor singular, artístico y patrimonial de la imagen o el objeto provoca pues una conversión en ícono desplegando el régimen de censura a su alrededor: no tocar, hablar en voz baja, no sacar fotos, no comer…

Pero también el museo provoca esa situación. La historia del arte nos acostumbró a observar las obras en sí mismas puesto que están ahí para ser miradas, sin prestar atención al hecho de que alguien tiene que mirarlas, que responderles. Cuando se trata del espectador, lo que juzgamos de su respuesta es, por lo general, la educación artística o intelectual y la sensibilidad a la hora de “ensimismarse”. Sin embargo, los públicos pueden tener otros criterios de interpretación sobre determinadas imágenes y pueden responder de forma diferente a la que se considera apropiada a un museo, apartándose de las disciplinas impuestas por este. “No tocar, por favor” es un inmenso registro fotográfico de la incidencia en la sala de un museo del visitante y analiza la pluralidad de percepciones del mundo del arte y cómo se manifiesta la complejidad social en un lugar reglamentado como el museo.