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opinión

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Jorge Pasculli
periodista
PUBLICADO el Sábado 30 de marzo, 2013

Estos días mirando “Subrayado” (muy ágil, con muchas notas en vivo en su nuevo formato), me agradó mucho ver a grupos de jóvenes cristianos que salieron al Interior a conectarse con la gente. Escuchar, compartir, conversar. Sin pretender mucho más. Recorrer las calles, las casas, sin ir a dar el “discurso” testigo de Jehová o mormón, al que todos le disparábamos. Estos gurises salieron a escuchar con mucha humildad las experiencias de vida de gente de edades y condiciones sociales diferentes a las de ellos. Gente común y corriente. Lo más lindo era que reconocían que habían aprendido mucho de la lucha de cada una de esas personas anónimas.

Gurises sencillos, respetuosos, afectuosos, sin ningún fanatismo o “mensaje” aprendido de memoria. Y había que ver los testimonios de la gente de esos pueblos, contentos de ser escuchados, de encontrar jóvenes a los cuales les importaban sus vidas, sus “pequeñas” cosas. Todos ellos, jóvenes y vecinos, estaban contentos de aquellos encuentros, agradecidos, esperanzados.

Tal vez ese sea uno de nuestros “debes” mayores como Frente Amplio. Nuestros dirigentes se metieron de lleno a gobernar –cosa lógica– y el resto los seguimos de cerca o de lejos, pero mirando, nada más. En los hechos quedamos reducidos a un partido de parlamentarios y funcionarios, remándola lo mejor posible, pero el partido de masas quedó solo para los grandes actos. La posibilidad de una gran fuerza movilizada y movilizadora de nuestra sociedad nunca se llevó a cabo. Tampoco se puso en práctica la idea del “voluntariado” del presidente Mujica al comienzo de su mandato. Sin embargo, andan por ahí cientos de jóvenes felices de ayudar en “Un techo” a muchas familias necesitadas, trabajando junto con ellas en la construcción de sus casitas.

Estamos a tiempo. Nuestros jóvenes –en general– no sienten la política partidaria. Ni aun la mayoría de los hijos de los frenteamplistas. Son buena gente, solidarios, les importa una vida sana, justa, pero la mayoría no participa, no milita. Quizá los que tengamos que cambiar seamos los mayores.

La seguimos.

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