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pablo caldarelli
Publicado el 2/6/2013 - 2:30
Una historia de un cambio radical: "Pepino", antes intérprete de Paola y otros éxitos de Monterrojo, lleva una nueva vida alejada de los excesos y vinculada a Dios.
Pablo Caldarelli se dirige a un grupo de jóvenes evangélicos y les dice en un tono sereno y con pleno convencimiento “Me fui de acá pensando encontrar allá otra cosa (y con su dedo señala hacia el exterior) y después de rodar varios años, de tener los placeres de la vida mundana me di cuenta que lo que realmente buscaba estaba acá, en la Iglesia y en mi corazón”, sostiene con firmeza y con ese simple mensaje, “Pepino”, el ex cantante de Monterrojo (Paola, Lucerito, Bailadora, etc), resume de alguna manera su vida, dedicada hoy plenamente al evangelio, después de haber sido una persona destacadísima en el ambiente musical tropical.
Su tono sereno, su pelo muy corto y una sombra de barba difieren con aquel jovencito que se llevaba el mundo por delante, con melena y pelo enrulado y que gozaba de un prestigio envidiable, cada vez que se subía a un escenario para hacer bailar al ritmo del grupo tropical o pop latino, Monterrojo, de cual era una de sus voces principales.
Hoy es docente de música, y tiene una importación de bolsas de nylon para supermercados, y su más cercana relación al pasado, es la música aunque las letras mundanas las cambió por letras cristianas. Hoy padre de familia disfruta de la compañía de sus hijos y de su esposa, “a los que casi perdí por la drogas y el alcohol” confiesa quien dice hacerse un tiempo cada día para llevar la palabra de Dios a los jóvenes, ya que a raíz de un reciente robo, su hermana sufrió una herida de bala en una pierna, efectuado por jóvenes que “seguramente no tienen a Cristo en su corazón”.
Una historia de vida muy particular que “Pepino” nos relata en una nota que se transformó en una charla de amigos.
De chico, en la Iglesia
Pablo Caldarelli proviene de una familia de buen pasar, con dos o tres supermercados que debido a deudas y préstamos nunca devueltos, se funden. Sus padre sumidos en una gran depresión van en búsqueda de una solución “espiritual” que no encuentran hasta que un día “la vieja, en una Iglesia siente un llamado de Dios; entra para ver que pasaba y ya hace 31 años que esta en ella” cuenta Pablo, quien tambien comienza a concurrir de muy chico a esa Iglesia.
Ahí el comienza a forjarse en la música, aunque buscando un crecimiento como artista se inclina al rock integrando -fuera de la Iglesia-, “Paralelo 38” un conjunto del Cerro, donde vive desde niño. Ya integrado a la música, y a través de un amigo “Lito” Díaz, conoce a Eduardo Ribero, el creador de Karibe con K, quien de alguna manera junto a otros grandes conjuntos, cambiaron el rumbo de la movida pop latina en Uruguay.
“Ribero me invita a integrar un nuevo conjunto “Kimba con K”, donde estuve casi un año, hasta que por desavenencias con un integrante, anuncié que me bajaba. No sé qué fue, pero en el último toque con esa banda, conozco al “Colorado” Cáceres, director de Nietos (del Futuro), Brumas, Chocolate, que estaba por armar una banda, Monterrojo y precisaba un bajista. Me habló y enseguida enganché con ellos”. “A los tres meses me ofrece cantar”.
El 7 de junio de 1998 comienza para Caldarelli, una intrépida trayectoria en la música tropical. Tuvo dinero (“llegamos a meter varios récords con la banda, uno de ellos fue que en una semana llegamos a hacer 29 toques”) fama, muchas mujeres, y gozaba de prestigio en un momento esplendoroso en lo artístico.
Sin embargo, ya casado, no tenía felicidad familiar y recuerda un 20 de noviembre de 2000 como una fecha marcada a fuego. “Terminamos un Teatro de Verano hasta las manos de gente, con una locura infernal; pero al bajar del escenario me sentí muy solo, no tenía a mi esposa ni a mi hijo porque había tenido ciertas desavenencias con ella. Me fui a la Ciudad Vieja, recorrí casino, boliches, todo mal…”
Al bajón producto de la crisis del 2000 que golpeaba el país, él le sumaba una crisis interna. Los vicios y las drogas estaban al alcance de la mano… “sí, fue una etapa jodida, hice cualquiera, consumí, tome, fumé… y pensaba que todo estaba bien pero interiormente estaba muy mal.”
Pero en esa crisis del país, el “laburo fuera de fronteras paradójicamente era muy bueno y el sacrificio de dejar la familia era recompensado con un muy buen dinero”. Pero no se sentía feliz, no estaba pleno.
Encontró a Dios en España
Días antes a una gira por España, al salir de un bar en Agraciada “donde me había mandado cualquiera, iba mal, duro como una estaca cuando escuché una voz que me decía “qué haces vos acá”… Y eso se repitió durante todo el viaje a mi casa. A los pocos días viajamos a España y estando allá, sentía mi cuerpo cansado, mi cabeza agitada, estaba muy mal. Dios quiso que encontrara una Iglesia, entré y fue una paz interior. Empecé a pedirle a Dios ayuda, que cuidara de mí, de mi esposa. A partir de ahí Dios comenzó su obra en mí, trabajando ayudándome a recomponer no solo los lazos familiares sino a dejar todos esos vicios que tenía.”
La vida de “Pepino” comenzó a cambiar lentamente no sin asimilar algún “golpe”, que el sostiene “fue una prueba de Dios conmigo”.
Hoy confiesa que no extraña esa vida pasada, porque “encuentro paz y felicidad en mi familia”, y el vicio de la música, lo despunta en la banda Levi, a la que llegó cuando esta se estaba desarmando. Hoy disfruta de su actual vida, de la familia, de sus amigos, de sus “hermanos” y de Dios…
Dedicado a la palabra de Dios
Hoy Caldarelli está dedicado a la promoción de la música cristiana, eventos cristianos, es productor, edita una revista de música cristiana “Promoción”. Está en Señal Zoe, 91.5 FM donde tiene un programa de música cristiana, integra la orquesta tropical cristiana Levi e y predica la palabra de Dios en la calle. Integra los cuadros directrices de Sudei por lo cual sigue vinculado a sus ex compañeros y colegas. Ha ganado premios graffiti e “increíblemente he ganado y obtenido más premios ahora que estoy con Dios que cuando estaba sin él” sostiene. Y ahora además de trabajar en un sello propio de música, está preparando un libro con testimonios de vida y el cambio que tuvo a partir de encontrar a Dios.
El “ataque” a su hermana
La visión de la vida hoy ha cambiado para “Pepino” al punto que el pasado abril tres jóvenes asaltaron el comercio de su hermana. Además de robarle dinero le pegaron un balazo en el vientre perforándole el intestino. Caldarelli lejos del odio a esos muchachos sostiene “seguramente a estos gurises les falta amor en su alma, si tuvieran a Dios no hubieran atacado a mi hermana, que felizmente se recupera. No es solo la droga la excusa de que salgan a atacar a la sociedad, es la falta de herramientas para estos jóvenes, que son víctimas del gran consumismo que existe hoy. Sus padres, presos de las necesidades del consumismo, trabajan y trabajan y descuidan a sus hijos. Estos al no tener obligaciones ni límites, se juntan en la esquina y salen a cometer este tipo de cosas. Ese ataque a mi hermana me hizo salir a la calle a predicar la palabra de Dios y encarrilar todos estos pibes que están en la calle”.
La Iglesia que era baile
Pablo Caldarelli hace 14 años que está casado con Micaela, con quien tiene dos hijos Franco de 10 años y Enzo de 13. Se congrega en la Iglesia “Dioses con nosotros” que dirige José Vargas y está en Jujuy 2760 donde antes era el baile La Factoría “donde había ido a tocar con Monterrojo una cantidad de veces”, dice.
Francisco Connio
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