tiempos modernos

Rebote contra el fondo del Universo

- ¡Qué porquería el revolver del búlgaro ese que quiso matar al líder de la oposición en un estudio de televisión!

- La verdad. Seguramente era nuevo, no lo habían usado nunca y se le tranca.

- Una vergüenza.

- Un papelón. En el liceo, cuando un compañero quería decir que algo era berreta, de mal gusto o demasiado común decía que era de “vulgaria”.

- Ahí tiene.

- No como los franceses, que tienen unas bombas bárbaras, echaron a los norteños de Diabali hacia el desierto, pero no piensan mandar tropas de tierra a ocupar el terreno abandonado.

- Guerra de posiciones, que le dicen: yo me quedo aquí, te tiro bombas y vos hacé lo que quieras.

- Desde la ventana de Las Flores se ve el verano, después de la lluvia un airecito se lleva la humedad, gente contenta; está para ira a la playa de tardecita. Pero dígamé: el mundo, ¿se hunde?

- Mire por dónde voy a empezar. ¿No le gusta el tornasol en el cuello de las palomas?

- Sí, pero una no se puede quedar mirando, porque se mueven mucho.

- Bueno, Lucrecio también se fijó.

- ¿Lucrecio Borgia?

- No sea boba. El filósofo materialista romano de la época de César. En La naturaleza de las cosas, que es una enciclopedia larga en verso, tiene un capítulo sobre el color. Se pregunta si el color es propio de las cosas o, por ejemplo, del ojo. Y dice que no es de las cosas por el ejemplo del tornasol de las palomas.

- ¡Qué lindo! No llegó a pensar que estaba en la luz, como Newton, pero era un tipo fino. ¿Y la tierra, se cae?

- A eso iba. En otro lado se pregunta si el Universo es infinito.

- ¿Y?

- Dice que sí. Si tuviera límites, la tierra, que va cayendo, como todas las cosas, desde el principio de los tiempos, ya hubiera tocado fondo.

- No sabía que la gravedad tiene relación con la masa, pero era un tipo inteligente. Yo creía que la ciencia de los romanos era más primitiva.

- Pero sí. La tierra cae.

- Puede ser. Pero no deje de tener cuidado. Mire que hay otras armas búlgaras que sí andan.

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