Miércoles, 2 de Enero, 2013. Montevideo - Uruguay
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tiempos modernos

Polémica de fin de año en Las Flores

Raúl Legnani
maestro
periodista
HACE 18 mins
Raúl Legnani

La despedida del año fue este sábado. No faltó ninguno de los personajes más conocidos. Estaban el Pocho, el Tata, el Puchis, el Lalo y el Chirola. Como siempre, el que regenteaba el ambiente era el Juanca, quien dos por tres paseaba a su nieto entre las sillas y las mesas. Solo faltaron Pedro y el Corto, que se había doblado un tobillo en la noche anterior.

Hubo mucho brindis pero sin exagerar, votos por la salud de todos y por la pública felicidad. Aquello parecía una fiesta de arcángeles divinos. Pero todo se complicó cuando el Tata pidió la palabra.

- Creo que cada uno de nosotros tiene que manifestar un deseo personal -, dijo el Tata.

- ¡Aceptado! -, gritó el Pocho, quien sin esperar que lo autorizaran a hacer uso de la palabra dijo que su mayor deseo es que Peñarol sea el próximo campeón de la Libertadores de América.

- ¡Eso es una provocación!-, gritó el Puchis, que era el que estaba más cargado de té frío.

El Pocho lo miró, puso cara de serio, y le dijo que su actitud era “antidemocrática y negadora de la diversidad”.

- Vinimos a pasarla bien y no a pelear, así que guarde sus agresiones para otro momento-, le gritó el Lalo, que estaba detrás del mostrador.

El Chirola, que no escuchaba bien lo que decían los otros, se limitó a gritar que “yo lo que quiero que la ciudad de La Paz sea la capital del Mercosur”.

Como era de esperar nadie le dio pelota, entre otras cosas porque el Tata dijo que su mayor deseo es que “Tabaré vuelva y lo antes posible”, lo que también molestó al resto, por haber introducido un tema de debate político. “Yo quiero que el Pepe se dé una vuelta por Las Flores, porque desde que es presidente ya no nos visita”, opinó el Lalo.

Pero el mayor problema se presentó cuando una vecina que había ido a comprar empanadas les sugirió que hablaran de Carnaval y particularmente de las murgas, justo en el momento que el flaco Esmoris pasaba por la puerta de la parrillada caminando, como siempre rapidito.

De inmediato empezó la danza de nombres de murgas, a puro grito, mientras todos hacían señas para que se mandara una vuelta de la casa, cosa que no ocurrió porque el Juanca agarró la escoba, la comenzó a revolear y los expulsó a todos del solemne lugar. Así se terminó la despedida del año, por suerte sin heridos.

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