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tiempos modernos

Paraíso fiscal y ecológico

Julio Guillot
periodista
PUBLICADO el Martes 8 de enero, 2013
Julio Guillot

Cualquiera se irrita cuando tiene que pagar algún impuesto. A nadie le gusta que venga el Estado a meterle la mano en el bolsillo; eso está en la naturaleza humana. Por eso nada me cuesta entender la decisión del enorme Depardieu (lo de ‘enorme’ va por sus cualidades actorales cuanto por su corpulencia) de mudar de nacionalidad para evitar que el fisco francés se quede con una tajada considerable de su considerable fortuna.

Los tiempos cambian y la gente evoluciona. Gérard había tenido una infancia y una adolescencia difíciles, lo que probablemente explique su inclinación política por el socialismo; recientemente se nos ha recordado que el joven actor había caminado codo con codo con Mitterrand cuando este asumió la Presidencia de Francia en 1981.

Pero claro, a medida que fueron pasando los años y crecían su fama y su fortuna (y su abdomen), el joven idealista empezó a dejar de lado las inútiles utopías para aferrarse a cosas un poco más concretas y menos ideales. Y la gota que desbordó el vaso fue la pretensión de Hollande de aplicar, por dos años, un impuesto de 75 por ciento sobre las rentas anuales superiores al millón de euros. Parece que ese impuesto estaba en el programa del PS francés, pero a Gérard le pareció injusto y, con lágrimas en los ojos, adoptó la nacionalidad rusa, un país mucho más modesto en sus exigencias tributarias. Vendría a ser una suerte de exilio no político sino fiscal. (Vo, Lorenzo, ni se te ocurra aumentarles los impuestos a Daniel Hendler, a Roxana Blanco o a Jorge Temponi, porque se nos van derechito a Moscú, ¿tamo?).

Y si de los impuestos pasamos al cuidado del medio ambiente y de la vida en la Tierra, podemos comprobar que Rusia es un paraíso no solo fiscal sino también ecológico. Vea el lector.

Otra estrella de cine francés también amenazó con asilarse en la patria de Pushkin, Stravinsky y Putin. La sensual Brigitte Bardot está indignada por la insensibilidad del gobierno de su país que nada hace por evitar que dos elefantes enfermos sean sacrificados. La que fuera sex symbol en los cincuenta ha dedicado su vida después de abandonar el celuloide a la protección de diversas especies animales en peligro. Dicen que Putin, recordando escenas de la película “Y Dios creó a la mujer”, no pudo menos que ofrecerle asilo, a ella y a sus ballenas…

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