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Cuando el criminal no avisa

editorial PUBLICADO el Jueves 31 de enero, 2013
La República Digital

El temporal que destrozó el núcleo central de la producción alimentaria de Canelones el pasado 24 de enero, ha golpeado duro a los productores, a la economía del país y también a la identificación de los individuos con el trabajo en la tierra.

Un golpe imprevisible, donde el clima actuó como un criminal que no avisa; por eso el impacto anímico es mucho más contundente, para una población que vive del duro trabajo de la tierra, sospechando siempre que desde el horizonte puede venir la tragedia.

Según detalló el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, el temporal afectó al 50% de la superficie del país destinada a la producción de peras y manzanas, y precisó asimismo que daños en las zonas afectadas –en estos productos– alcanzaron al 75% de la producción. El jerarca agregó que las pérdidas en la producción de durazno fueron menos relevantes, dado que la mayor parte de la cosecha de esta fruta ya había sido realizada.

También señaló “estamos frente a un evento pocas veces visto, que golpeó donde se concentra más del 60% de la fruticultura de hoja caduca y el 75% de la vitivinicultura”.

Hizo bien el ministro cuando destacó que su secretaría trabaja para asegurar la continuidad de los emprendimientos productivos, en el entendido de que es necesario asegurar “la seguridad alimentaria del país en materia de frutas y hortalizas y mantener en la tarea a estas empresas, estos trabajadores y esta cultura”.

Una simple recorrida por el lugar de los hechos muestra que se está ante damnificados con una larga historia familiar de sacrificios, pero quienes están a la cabeza del trabajo diario son productores de entre 30 y 35 años de edad.

Por eso el planteo de asegurar la “continuidad de los emprendimientos productivos” es un planeo estratégico, que solo se va a resolver con apoyo estatal, pero también privado. Y es sobre esto último que hay que señalar que no hay una reacción solidaria de la sociedad urbana, que bien podría estar apoyando a esos productores en la reconstrucción de locales, en la recolección de algunas frutas, en el censo que hay que hacer para conocer cuál es la realidad concreta.

En cambio hay que destacar que el gobierno central, a través del ministerio correspondiente, el Banco de Previsión Social y las intendencias de Canelones y Montevideo, han estado a la altura de las circunstancias.

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Un Comentario

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  1. Quizás no haya sido previsible en un ciento por ciento.
    Pero mucho pudo haber sido evitado con una mejor planificación. No es posible oponerse a la fuerza incontrolable de la naturaleza. Siempre han habido temporales en Argentina, Brasil y Uruguay. Pero ahora se nota una mayor frecuencia. También una mayor fuerza destructiva. Es parte del cambio climático. Sin embargo en lugar de frenar los cambios, Uruguay redefine su producción agrícola para acelerar el cambio! No se planifica mantener al Uruguay Natural ni al Uruguay de la Tierra Purpúrea. De la pradera marchamos lentamente al desierto. El hecho que en Canelones se plante la mayoría de nuestros alimentos, no puede ser considerado un plan de seguridad alimentaria. Alguien ha contabilizado la pérdida por ejemplo de nuestras abejas? Sin ellas no habrá frutas. Será peor que cualquier temporal. Es urgente revertir la tendencia ahora, ya.