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tiempos modernos

¿Nosotros, él o yo?

Julio Guillot
periodista
PUBLICADO el Jueves 6 de diciembre, 2012
Julio Guillot

Siempre me llamó la atención un fenómeno que ocurre entre los oradores (desde un profesor hasta un líder político) y también entre los escribidores: lo que ha dado en llamarse el ‘plural de modestia’, que consiste en usar la primera persona del plural en vez de la del singular cuando se habla de uno mismo.

Desde la famosa anécdota de Fray Luis de León cuando se reintegró a sus cursos después de haber estado a la sombra (algo malo habría hecho, ¿no?) y habló así a sus alumnos: “Como decíamos ayer…”, hasta los discursos de nuestros políticos, pasando por las columnas de opinión, es raro hallar a alguien que emplee la primera persona del singular, yo. Parecería que hay una resistencia difícil de vencer, una renuencia notoria a expresarse en primera del singular. Es así que podemos oír a un diputado decir: “Como lo hemos sostenido desde que nos iniciamos en la vida política…”. O a un profesor: “Lo que explicamos en la clase pasada…”.

Muchos lo atribuyen a una suerte de modestia que lleva a evitar un yoísmo probablemente pedante o antipático; pero el asunto que me preocupa es que se produce un abuso de este recurso retórico que ya raya en una casi gloseopatía.

Obsérvese, por ejemplo, el enunciado siguiente: “Cuando asumimos al frente del Ministerio, planteamos nuestra inquietud….”. ¿Cómo? ¿Se trata de un Ministerio colegiado o bicéfalo? El ministro que así se expresa, ¿habla en su nombre y en el del subsecretario, por ejemplo? Y la cosa no para aquí; he llegado a oír expresiones como esta: “Fuimos nombrados director”, en un notorio apartamiento de las normas de concordancia. Pero el colmo de esta manía -que yo catalogaría de egofobia- tiene lugar cuando en un reportaje, el entrevistado pasa de la primera del plural a la tercera del singular. Ya no es un afán de modestia o el intento de disimular un posible egocentrismo; ya es casi una esquizofrenia: habla de sí mismo como si fuera otro. Se entrevista al diputado Juan Pérez, y este dice: “Ahora vamos a recorrer los barrios para conversar directamente con los vecinos, porque Juan Pérez no se olvida de sus votantes”.

Y yo me pregunto: cuando habla de su esposa, ¿también dirá ‘nuestra esposa’? Porque si es así, esa señora estaría pecando de poliandría, ¿no?

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