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tiempos modernos

Niemeyer: “Es un mundo de mierda”

Raúl Legnani
maestro
periodista
PUBLICADO el Viernes 7 de diciembre, 2012
Raúl Legnani

Murió Oscar Niemeyer a los 104 años. Su mayor obra arquitectónica fue la construcción de los principales edificios y el escenario de Brasilia, la capital de los hermanos del norte.

Con este hombre sensible, dominador maravilloso de los espacios y de los volúmenes, se fue la última figura emblemática de toda una generación de comunistas en Brasil. “Solo quedan dos comunistas en el mundo, Oscar y yo”, dijo en 1995 Fidel Castro.

“Nunca me callaré la boca. Nunca esconderé mis convicciones comunistas. Y quien me contrata como arquitecto conoce mis concepciones ideológicas”, insistió Niemeyer hasta el final de sus días, nacido en una familia burguesa de origen alemán, portugués y árabe.

El arquitecto decía en sus entrevistas con la prensa haber “comprendido inmediatamente que hay que cambiar las cosas”. “Entré al partido y me quedé (…) Hay que conocer ante todo la vida de los hombres, su miseria, su sufrimiento para hacer arquitectura de verdad”.

En Francia, Niemeyer dejó su huella con una veintena de obras de las 600 que diseñó y construyó en el mundo entero, entre ellas la sede del Partido Comunista en París.

“El escritor Jorge Amado (1912-2001), autor de 50 novelas traducidas a 54 idiomas y a quien el comunismo marcó la primera fase de su literatura, el militar y político Carlos Prestes (1898-1990) y el piloto de la Fuerza Aérea Apolonio de Carvalho (1912-2003), ex miembro de las Brigadas Internacionales y de la Resistencia francesa, fueron junto a Niemeyer los símbolos del comunismo en Brasil.

“Cuando era pequeño, vivía con mis abuelos y eran tan católicos que había misas en casa. Incluso comunista, crecí con la idea de que los católicos son buenos y que quieren un mundo mejor”, dijo Niemeyer durante el lanzamiento del libro “Las iglesias de Oscar Niemeyer”, en agosto de 2011 en Río.

En una de sus últimas entrevistas confesó que “Me gustaría ser religioso. Pero la humanidad está demasiado arruinada para mí como para creer en dios. Y como sabe, no creo en nada que prometa la eternidad. La vida es un aliento, un minuto y después desaparece”, manifestó.

“Me gustaría dejar de hablar de arquitectura. Me gustaría hablar de literatura, mujeres y ciencia. Si me otorgaran un deseo, entonces que todos sean igualmente prósperos… La arquitectura no es importante, el mundo es importante, y tenemos que cambiarlo. Es un mundo de mierda”, sentenció, poco antes de morir.

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Un Comentario

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  1. Armando Muniz

    ME PERMITO DISCREPAR CON TAN EXIMIO PERSONAJE. NO ES DE MIERDA, PERO LO HAN LLENADO DE BOSTA MUCHOS, MUCHOS, DENTRO DE LOS CUALES PODEMOS INCLUIR A mujica/huidobro/semproni.