"compañero"

Los restos de Alberto Mechoso y la lucha del PVP

Cuando la urna con los restos del Pocho Mechoso fue depositada en el Cementerio del Cerro, el pasado 28 de diciembre, nos vino a la memoria una imagen de “Compañero” clandestino, mimeografiado en plena dictadura, con los rostros dibujados de dos mujeres levantando una pequeña foto y abajo dos palabras muy fuertes: “HASTA ENCONTRARLOS”.

Así titulábamos entonces y lo convertimos en un principio de nuestro partido.

Por primera vez se logran recuperar los restos de un compañero del PVP desaparecido durante la represión de 1976. Luego de tantos años de lucha, de denuncias, de investigaciones, peleando por la verdad y la justicia, con algunas victorias y muchas derrotas, pero sin cejar nunca en el empeño, obtuvimos un pequeño pedacito de la verdad.

Los compañeros desaparecidos no tienen bandera, ellos son la bandera, se ha dicho y nosotros lo compartimos. Fueron y son nuestros compañeros también Ubagesner Chaves Sosa, Fernando Miranda, Julio Castro, Ricardo Blanco y todos y cada uno de los hombres y mujeres que fueron detenidos-desaparecidos y dieron su vida o su libertad en esta lucha. Y sabemos que el Pocho Mechoso es también un compañero para todos los luchadores por la libertad y el socialismo.

Al mismo tiempo, al realizar este homenaje, junto con su condición y su historia de luchador social corresponde rescatar el rol de militante político de Pocho, su participación en la FAU y en la OPR al tiempo de destacar su protagonismo en los duros años que van desde 1972 hasta 1976 durante la fundación y el accionar del Partido por la Victoria del Pueblo.

Es muy excepcional que una organización en lucha, en plena resistencia al terrorismo de Estado, bajo represión constante, con detenidos y torturados, dedique un gran esfuerzo político a la reflexión, al debate, a sentar las bases de un nuevo partido. Reuniones donde los participantes debían estar encapuchados para mantener la compartimentación imprescindible.

Instancias de diálogo donde confluyeron compañeros/as que provenían de distintas filas y se sintieron convocados a construir una herramienta política común. Para la FAU y la ROE fue un gran salto en calidad. Con compañeros como Carlos Coitiño, y otros, participamos activamente desde Montevideo, hasta que las Fuerzas Conjuntas nos obsequiaron una estadía en cuarteles y penales.

Fue un desafío que no estuvo exento de errores políticos que pagamos muy caro y de chambonadas que siguen motivando anécdotas risibles. También de actos heroicos que nos llenan de orgullo.

Varios cientos de luchadores participaron en ese emprendimiento. Un grupo de dirigentes con la capacidad política de Gerardo Gatti, Hugo Cores y León Duarte lideraron ese proceso. En esa Dirección estuvo el Pocho Mechoso, fundador del PVP, electo como miembro de su Secretariado por el Congreso Fundacional, responsable del accionar del Partido en áreas importantes y delicadas. Anarquista como muchos de los participantes, libertario como todos nosotros. Comparable a figuras históricas del anarquismo expropiador de principios de siglo XX.

Durante largos años denunciamos la detención y desaparición como una forma sofisticada y perversa de represión, un delito y un dolor que no cesan; apoyamos a los familiares en su búsqueda; fuimos a los organismos internacionales. Recuerdo a Tota Quinteros, a Luz Ibarburu, a María Esther Gatti, a Sara Méndez, a Luisa Cuestas, inquebrantables en esta lucha. Todavía no se ha reconocido en nuestro país la labor fundamental del Sijau (Secretariado Internacional de Juristas por la Amnistía en Uruguay) en esos años, en la denuncia, la investigación y los aportes de la doctrina de Derechos Humanos.

También denunciamos dentro del país. Para eso fue necesario romper el muro de silencio y miedo. Cuando pudimos fotografiar y denunciar varios locales clandestinos de represión y publicarlo en “Compañero” clandestino dimos un paso para quebrar la impunidad.

Han pasado muchos años y muchas luchas. Hoy, varios de los responsables de estos crímenes están presos en Argentina y en Uruguay. No tenemos ley de impunidad y diversas causas judiciales están en curso. Pero siguen habiendo movimientos dentro de los militares retirados y en actividad, algo grave desde el punto de vista democrático, y en la ultraderecha civil y en el Poder Judicial, para impedir la aplicación de la justicia y la búsqueda de la verdad. Basta leer las Cartas de los Lectores del Semanario Búsqueda para verlos operar.

El ocultamiento continúa. Cada jirón de verdad ha tenido que ser arrancado.

Por eso, recuperar los restos del Pocho Mechoso es muy importante.

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