Opinión

Los mayas vuelven a bajar

El pasado viernes 21, mientras el mundo no se acababa, miles y miles de indígenas mayas de Chiapas bajaron de las sierras de la región de Lacandona y ocuparon en forma pacífica y silenciosa varias de las aldeas que habían sido ocupadas en forma ruidosa al comenzar la insurrección zapatista a mediados de los 90.

Lo hicieron para recordarnos a todos que los mayas no son cosa del pasado y que ahí vive un pueblo que espera un futuro. Y lo espera organizado.

El 1º de enero de 1994, en esas mismas poblaciones, el subcomandante Marcos dio a conocer la primera declaración con las reivindicaciones de los indígenas de la zona. Luego de 12 días de enfrentamientos armados, el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari —presionado por las manifestaciones de apoyo dentro y fuera de México— ordenó el cese al fuego y decretó una Ley de Amnistía.

Entonces inició un proceso de diálogo que fue roto cuando el gobierno federal negó el reconocimiento constitucional de los derechos y cultura indígena. A partir de ese momento, luego de que se declarara roto el diálogo por el incumplimiento de los Acuerdos de San Andrés, el EZLN inició en sus comunidades la construcción de una autonomía de facto.

A partir de entonces una nueva generación de zapatistas comenzó a llegar a los cargos de dirección del grupo armado. Jóvenes que nacieron después del alzamiento, se formaron en la resistencia y se educaron en las escuelas autónomas y se asisten en centros de salud cooperativos.

El hecho de que los zapatistas no buscaran el poder significó un escándalo teórico entre los revolucionarios y se intentaron varias teorías para fundamentar esta política post leninista.

El viernes, cuando para algunos el episodio zapatista estaba languideciendo, a hora temprana, se concentraron a la entrada de los poblados cabezas municipales de Margaritas, Altamirano, Ocosingo, Comitán y San Cristóbal de la Casas, ciudades tomadas en 1994. En las plazas principales de esas ciudades, los zapatistas colocaron templetes a los que subieron uno por uno con el puño en alto, todo en silencio y bajo una lluvia pertinaz.

A las 6.30 horas, en el marco del 14 baktun, o el inicio de la nueva era maya, cerca de 6 mil zapatistas llegaron a Ocosingo y empezaron a congregarse cerca de la Universidad de la Selva, y desde allí marcharon hacia el centro de la ciudad, donde permanecieron en silencio cerca de tres horas.

En San Cristóbal de las Casas el silencio de unos 20 mil hombres y mujeres zapatistas solo fue roto por los constantes aplausos y los “¡Viva Marcos!”, “¡Ustedes son el orgullo de México!” y “¡Vivan los zapatistas!”.

Según reportes, en Las Margaritas se congregaron al menos 7 mil indígenas.

Los reportes informan que manifestaron para mostrar la vigencia de su movimiento, entre ellas, la demanda de trabajo, tierra, salud, así como el reconocimiento constitucional a los derechos y cultura indígena.

Tomemos nota.

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