tiempos modernos

La iniciativa es del Partido Nacional

De lo que no hay la menor duda es de que una elección se puede perder si se hacen las cosas mal, por parte de una fuerza política que está en el gobierno. Pero a la vez se puede perder si las cosas se hacen bien.

Algo de esto último puede pasarle al Frente Amplio, tanto en lo nacional como en lo departamental – en algunos departamentos- si sus autoridades y sus militantes no comprenden que cualquier gestión, cualquier acción política, requiere de la realización de una síntesis política en la cabeza de la gente que le permita percibir las realizaciones y conquistas, apropiándose de ellas.

Los que nos movemos en el mundo político, así como en el comunicacional, nos damos cuenta que al país le va bien – y a la gente- , pero no podemos asegurar que la mayoría de la población tenga la misma capacidad de captación de la marcha del país.

Hoy tenemos una sociedad que reclama: muchas veces con razón y otras veces sin ella. Se reclama porque se siente que aún se puede avanzar más, pero también se reclama porque no hay respuesta eficiente por parte de los servicios que brinda el Estado, particularmente de algunas intendencias, como es el caso de Montevideo, cuya marcha repercute en todo el país. Como dice un amigo: Montevideo influye en todo el país, Salto solo en Salto. Y razón tiene, más cuando muchos de los habitantes de Montevideo son electores jóvenes que sufragan en el interior del país.

El Frente Amplio tiene por delante una batalla de carácter múltiple. Su responsabilidad principal es con el gobierno nacional, que hace mucho más de lo que muestra, por más que emerjan contradicciones discursivas entre el cuerpo de ministros y el presidente de la República.

Si el debate es solo con Talvi y los analistas económicos de la derecha, donde el ministro Fernando Lorenzo se siente cómodo porque le sobra capacidad, la distancia entre los gobernantes y la ciudadanía va a seguir siendo grande, lo que provoca que a la gente le importe más lo departamental, que lo nacional.

La izquierda necesita crear un estado de reflexión nacional a partir de sus éxitos, sin dejar de reconocer carencias. Pero la propuesta debe apuntar a crear las bases de la construcción del futuro, porque a la gente no le alcanza con consumir más, aunque ella sea parte del presunto pecado.

Si el ejercicio de la política se reduce a llevar el conteo de cuántos pozos hay en dos cuadras, se empobrece la vida ciudadana. Como también se empobrece si se pierde el valor del “detalle” cuando se analiza y se debate en torno a la capacidad de una fuerza política para gobernar el presente, pero también los próximos 20 años. Y esto no es solo un problema de programa, sino que también tiene que ver con la ideología, la cultura y los sentimientos.

Al no haber una perspectiva de futuro porque el FA no la plantea por carencias en sus formas de conducir el proceso a nivel nacional, tampoco lo hacen los partidos tradicionales, a quienes no les conviene que se cree ese estado de reflexión, porque de esa manera estarían poniendo al desnudo su conservadurismo intrínseco, que por cierto no han querido o no han podido superar.

Por todo esto, también por sus luchas internas en la búsqueda de espacios de poder, los partidos tradicionales han priorizado el debate en el espacio departamental, trasformándolo – de alguna manera – en su principal escenario de acumulación de fuerzas.

La búsqueda de acuerdos entre los dos viejos partidos para sacar al FA de Montevideo no es un asunto menor, porque es el departamento más poblado del país y por eso influye en todo el territorio nacional, pero también porque permite crear un clima político de alcance global que los pone como los principales protagonistas del accionar político.

Si el Frente Amplio espera hasta el año 2014 para tener una pista de quiénes van a ser sus candidatos a las intendencias, habrá llegado demasiado tarde. En algunos casos habrá que decidir quién es el aspirante a la jefatura comunal por medio de elecciones internas, pero a la vez tiene que hacer el esfuerzo de encontrar candidatos consensuados, con personalidad y reconocidos por el electorado de la zona.

Hasta la fecha la iniciativa, sin idealizar su interna, es del Partido Nacional y en menor medida del Partido Colorado. El Frente Amplio, después de sus elecciones internas, no aparece con el suficiente ritmo y energía, a pesar del esfuerzo que está haciendo Mónica Xavier para fortalecer (darle musculatura) a una fuerza que estaba obesa y que dormitaba, mientras las partes se miraban de reojo.

La coalición de izquierda no puede, a la vez, esperar el retorno de Tabaré Vázquez para crear un estado de opinión favorable al cambio, porque si el ex presidente tiene que dar solo la batalla durante sus primeros pasos, puede pasar que demore en retornar, que no retorne nunca o que al poco andar sea lastimado por una oposición que se siente cómoda jugando fuerte y en la mitad de la cancha.

Volver arriba