Sábado, 22 de Diciembre, 2012. Montevideo - Uruguay
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El fin del mundo

editorial HACE 22 horas
La República Digital

Si usted, estimado lector, está leyendo este editorial escrito ayer, víspera del fatídico 21 de diciembre, es porque el anunciado fin del mundo faltó a la cita. O tal vez ocurra en el correr de las próximas horas o minutos; eso nunca se sabe.

Lo cierto es que las predicciones mayas (si es que las hubo y no fueron un invento) fueron muy bien explotadas por la industria de la superstición y de la magia.

Desde hace ya un tiempo, paralelamente al desarrollo tecnológico y al progreso científico, la Humanidad —o por lo menos Occidente— asiste a un auge sorprendente del pensamiento mágico con una marcada fascinación por lo esotérico. Tal vez se trate de una necesidad del alma humana, pero el hecho es que todas las teorías, doctrinas y prácticas de dudosa (o nula) base científica tienen cada vez más predicamento entre la población; estamos, desde los últimos decenios del siglo pasado, ante un renacimiento de la irracionalidad.

Luego del triunfo del racionalismo que sepultó la mentalidad pre-lógica medieval y posibilitó el desarrollo científico, el péndulo se corrió hacia uno de los extremos, y empezó el reinado indiscutible de la diosa Razón. El pensamiento mágico se batió en retirada, pero ahora puede suponerse que fue una retirada estratégica durante la cual estuvo preparándose para su vuelta triunfal.

Vaya paradoja. Cuanto más avanzan el conocimiento científico y el desarrollo tecnológico, más prestigio tienen la astrología, las medicinas “alternativas”, las cábalas, como si el ser humano no pudiera vivir sin certezas, sin garantías, sin apelar a fetiches protectores; ¿será el miedo a la libertad de que hablaba Erich Fromm? Esta tendencia ha sido muy bien aprovechada (y estimulada) por los manipuladores de siempre y por comerciantes inescrupulosos, ávidos de lucrar con lo que sea.

Sin menoscabo de la libertad de que todos debemos gozar, no estaría de más que las instituciones científicas prestigiosas tuvieran una participación más activa y más mediática para desenmascarar a los charlatanes y demoler así todas las supercherías.

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3 Comentarios

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  1. Señor opinólogo en que programa de tv o de cable, los científicos podrían tener un espacio de opinión, si nadie les prestaría atención.
    No tendrían ningún rating y su opinión se vería mezclada con la de astrólgos, en algunos creo, por otro lado y la ciencia no la tiene tan clara.
    ¿Esto lo escribió un filósofo?

  2. La ciencia, a veces se adelanta a la tecnologia,y a veces la tecnica se adelanta a las dos, todas juegan su carrera.
    Los misticos tambien. Y, las tres primeras,por lo general, salen a justificar o desmentir desde un argumento o ley, o capacidad de demostración el acierto o el error.
    Se parece a la teoría de cuerdas, indemostrable hasta el choque de hadrones, y aun chocando y dando un resultado, su realidad es una hipotesis a ser demostrada en el futuro. Es que muchas veces la ciencia tiene algo de fé y creencia, guarda mistica.
    Tambien es cierto que la ciencia y la tecnología generan filosofia,por tanto pensamientos nuevos o modificaciones de estos debido a sus descubrimientos y/o rencillas internas(epica la lucha del francés y el norteamericano por el "descubrimiento" del genoma humano, hecho similar al descubrimiento de america, que para sus habitantes, ya estaba superdescubierta). Y en esta ruta aparece la modificacion del feto o la clonacion, antes utopia, hoy un tema a resolver.

  3. a que viene mi comentario? a plantear que la ciencia si tiene cosas para decir sobre muchas cosas y mas para desenmascarar estafadores. Pero ella, en si misma no es la panacea de la verdad, sino su inspectora. No crea en su mayoria, demuestra o no situaciones. En el fondo sustenta con su hipotesis demostrada una verdad, y cuando no la demuestra, dice que el camino que tomó o dispone no garantiza la finalidad, no que la verdad se transformo en una mentira.
    Esto viene a colacion porque muchas veces (hoy es un hecho), prefiere mantener algo por economia, y no por necesidad, o valor social. Y otras veces, mantiene una idea a rajatabla, porque no tiene como comprobar su mejoria. Y, a veces, no disponer de la herramienta o la información, de por si, no invalida una verdad.
    O, sino, hoy, la fisica de lo infinitamente pequeño, estaria emparentada con la fisica de lo extremademente grande, y, hoy por hoy, siguen distanciadas, por ejemplo.