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Opinión

Candombe, cultura afrouruguaya y religiones afrolvidadas

Susana Andrade
Atabaque
PUBLICADO el Domingo 2 de diciembre, 2012
Susana Andrade

El 3 de diciembre es Día del Candombe, la Cultura Afrouruguaya y la Equidad Racial. ¡Salve Ancestros y Ancestras! Esperamos que la población afrodescendiente no olvide sus raíces más sensibles presentes en los ritos de resistencia pidiendo libertad ante el opresor.

Las personas que llegaron del continente africano secuestradas por colonizadores europeos sufriendo la desgraciada diáspora, obligadas a enriquecer bajo pena de muerte a los que sanguinariamente acumularon capitales que luego dominarían el mundo, no tocaron tambores en medio de aquel horror genocida solo por el placer de menear caderas.

Aquellos clamores sonaban llamando a sus santos Orishás o divinidades de la naturaleza para protección, rogando descarnadamente volver a la Madre África y reunirse con sus familias desaparecidas.

El origen del candombe es ritual.

Las ceremonias sagradas fueron camufladas espontáneamente en danzas profanas y liberadas en fechas cristianas porque no hubo otro espacio, ya que se prohibió a la gente esclavizada desarrollar sus creencias originarias, que lejos de desaparecer, encontraron en el sincretismo forzado una vía de liberación y perpetuidad.

Por eso surge el término “macumba” vinculado a las reuniones de invocación o “batuques”, hechas en medio de la espesura de la vegetación a la noche y a escondidas del amo que temía esas “brujerías” no tanto por superstición, sino por lógica sospecha de que en dichas asambleas, aquellas mujeres y hombres desapojados de todo menos de su alma, unieran fuerzas visibles e invisibles para huir del yugo de la salvaje explotación.

Los movimientos inexplicables y desconocidos para las elites de aquellos bailes “frenéticos” propios de “los negros” que terminaron siendo identidad del Uruguay, señalan sin dudas el trance presente en el culto afro que hoy día podemos apreciar en cualquier templo umbandista y en fiestas de Yemanjá los 2 de febrero en las playas.

Tal estado de gracia está espiritualmente ligado al candombe que actualmente nos identifica internacionalmente como uruguayos. Energía contagiante y vibración de armonía en la percusión proveniente de una etnia, que religiosamente vio en sus antecesores, valores sustanciales que les permitirían tener un presente capaz de proyectarse en los que vendrían, tanto, que heredó con grandiosa generosidad su gen tradicional comunitario a toda la humanidad.

Esa conciencia de lo trascendente, esa iluminación que los científicos denominan “trance” cuando no esquizofrenia, es la entrega interior al ancestro que en ese instante vive en nosotros. Es la memoria del doloroso cautiverio sabiendo que aún así hay esperanza en el futuro. Es equilibrio e íntima salud. Lo que nos hace ser. Es fe negra y pura.

Que el candombe derivara en apariencia de mera expresión mundana es propio del mercantilismo capitalista que todo lo transforma en espectáculo a veces desprendido de contenido, de esencia, y vuelto moneda de cambio.

Está en nosotros recuperar orígenes que nos permitan integrarnos con dignidad cultural cabal a la ciudadanía que conformamos los seres de todos los colores y procedencias.

Tal vez sea conveniente continuar disfrazados de simple divertimento, cuando nos apoderamos de calles y escenarios invocando libremente a nuestras diosas y dioses de la negritud, para que vengan a nivelar un poco la balanza hacia la justicia social, porque increíblemente, todavía pesan más los prejuicios y la intolerancia.

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Un Comentario

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  1. GRACIAS POR MAGISTRAL CLASE DE CULTURA ANDRADE.