Jueves, 13 de Diciembre, 2012. Montevideo - Uruguay
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tiempos modernos

Al Pocho le marcaron la cara

Raúl Legnani
maestro
periodista
PUBLICADO el Miércoles 12 de diciembre, 2012
Raúl Legnani

Martes al atardecer. 21 grados a la intemperie. El Puchis y el Tata esperan al Pocho. Los dos tienen cara de preocupados, porque una mala noticia anda por los túneles de Montevideo, junto con los torrentes de agua.

Se dice que el rumor partió de la parrillada Las Flores, pero nadie asume la fuente. Pasan los minutos, las horas y nada del Pocho. Pero nadie se anima a llamar a su casa.

Ya cuando finalizaba el noticiero de la televisión, por la puerta de atrás apareció el Pocho con los ojos mirando al piso. Luego de ir al baño, se sentó en la mesa de sus dos amigos y los miró a los ojos. El impacto fue tremendo.

El Pocho tenía la cara negra, en dos o tres partes lastimada y el labio inferior inflamado.

- Está horrible-, gritó el Puchis.

- No es para tanto, apenas algunos machucones.-, acotó el Tata.

Luego de esas exclamaciones, el Pocho les contó que había sido asaltado por dos muchachos. “Uno me pegó de frente en medio de la boca y el otro, que no lo había visto, me empujó de atrás y mi cara dio contra la calle”, fue su descripción.

- ¿Y?-, dijeron los dos al unísono.

- Que ahora me duele todo el cuerpo. Desde la nariz hasta la punta del dedo gordo del pie derecho-, describió el Pocho.

- ¿Le robaron algo?-, preguntó el Puchis.

- Nada, salieron corriendo porque dos vecinos se acercaban a mi cuerpo paralizado sobre la calle…

- ¿Cómo se siente anímicamente?, fue la pregunta del Tata.

- Me siento raro, pero no por los dos agresores-, dijo el Pocho con voz de locutor de televisión.

-No entiendo un carajo de lo que dice, expresó el Tata.

- La agresión pasó con suerte, ya es cosa del pasado, pero lo que más me dolió no fue eso, agregó el Pocho. Me duelen los conductores de los autos que pasaron a centímetros de mi cabeza y que no pararon para ayudarme, dijo el Pocho, con la boca bien apretada.

- ¿Me dice que ya no hay más solidaridad?, preguntó el Puchis.

El Pocho se paró, miró a sus dos amigos a los ojos, y como quien declara ante un juez expresó:

-Solo dije que esos autos pasaron frente a mi nariz y que no me dieron una mano. En cambio – agregó- dos de mis vecinos fueron los que me ayudaron a levantarme, porque si no hubiera sido por ellos, aún estoy tirado como trapo viejo, concluyó.

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