opinión

Uruguay en un punto de inflexión y reflexión

Nuestro país pasa por un período donde se debe tener de parte de todos (y cuando digo todos, somos todos) mucha tranquilidad, que no significa estar quietos. Se debe tener en cuenta que venimos de una cultura democrática muy enraizada en nosotros, que ella nos ha llevado a ser ejemplo en la región.

La clase política toda debe tomar conciencia de que por encima de intereses personales y electorales, debe estar el bienestar del país que conlleva el bienestar de los ciudadanos. Las luchas intestinas nos llevaron por mal camino; recordemos y tengamos presente que ellas derivaron en división total, y en este despertar que venimos teniendo debemos mantenernos.

El Gobierno se encuentra enredado en su propia maraña interna (digamos FA), donde se discuten posiciones sectoriales y no globales. El gobierno fue elegido para ello, gobernar. Desarrollar políticas de crecimiento económico que favorezcan a las clases bajas y fortalezcan a la industria, al campo. Así podrán desarrollarse, dar trabajo y exportar divisas.

Acontecimientos últimos (Pluna, principalmente), han llevado a mantener en vilo a todo el espectro político, y principalmente le ha dado instrumentos y muchos a la oposición que, ni corta ni perezosa, aprovechó la instancia para despegarse definitivamente del gobierno de Mujica. Es decir se rompió el lazo que unía a varios dirigentes con el Pepe, y así pasar a estar en campaña electoral aunque falte mucho para las elecciones.

Estas instancias negativas que han mostrado en su accionar el gobierno y el FA, no fueron ni son capitalizadas por la oposición. Ellos tienen en sus internas también profundas discrepancias. Además, su política actual es la de denigrar las acciones del partido de gobierno y no se les cae una idea como para corregir y encauzar situaciones que se han presentado. Por ello las encuestas muestran un declive del FA, pero muy poco aumento de blancos, colorados e independientes, aunque sí se amplió la franja de indecisos.

La oposición está dedicada, únicamente, a subrayar supuestos errores que aparecen en el camino del gobierno. Para nada su intención es acompañar en resolverlos y tampoco, como decíamos, dar una salida y corregir el rumbo. Se olvidan cómo encontró el FA el país en 2005. Que blancos y colorados fueron artífices de políticas erráticas que nos llevaron a hundirnos en el pozo de la miseria y de considerar a nuestro país solamente como “paraíso fiscal”, cosa que no favorecía para nada el desarrollo del mismo.

Si miramos el panorama uruguayo desde otra arista, observamos que hemos avanzado y mucho en diferentes áreas, que a pesar de la crisis global económica, nuestro país ha crecido, que ha logrado bajar los índices de desocupación más allá de altibajos en los últimos meses por repercusiones en la región. Las finanzas del Estado están consolidadas, lo que permite tener tranquilidad en lo que respecta a compromisos externos, asegurado el pago de jubilaciones, de sueldos estatales, de poder desarrollar más planes de bienestar social. En fin, podemos decir que a pesar de los vaivenes lógicos que producen temas tan ríspidos como los de la línea aérea y otros, el éxito en el futuro depende de la gestión de los gobernantes, de nadie más.

Por ello creo que es sustancial tomar, por parte del FA en primera instancia, una actitud reflexiva y saber que este punto de inflexión nos debe tomar juntos para lograr, de una vez por todas, hacer despegar a nuestro país.

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