estados unidos

Obama en el país de la paradoja

Ganó Obama, en una confrontación reñida. Sin duda el peso de los inmigrantes latinos fue muy importante para ese triunfo sobre un rival de perfil ultra conservador. Da la impresión, en estas horas posteriores al acto electoral, de que a la ciudadanía estadounidense le importó más la sensibilidad cívica y democrática del presidente hoy reelecto, por lejos muy superior a la del candidato republicano.

Fue un triunfo en medio de una de las mayores crisis del modelo capitalista en Estados Unidos, donde la desocupación amenaza a llegar al 9%, a la vez que soporta una deuda pública superior a los 16 billones de dólares.

Su mayor desafío será evitar el desastre económico, en momentos en que se encuentra ante un posible “precipicio fiscal”.

Ante esta realidad cuasi dramática en el plano interno, en lo que tiene que ver con el mundo exterior deberá buscar nuevas fórmulas para encarar la guerra civil en Siria y el programa nuclear iraní.

El programa nuclear de Irán –que asegura que tiene fines civiles mientras que la mayoría de la comunidad internacional sospecha que tiene por objetivo alcanzar la bomba atómica– volverá a estar en el centro de la agenda exterior, sobre todo si el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu gana las elecciones de enero.

Obama ha prometido reiteradamente que mientras él sea presidente no permitirá que Teherán se haga con el arma nuclear; por eso Israel no cesa de profundizar la presión para asegurarse de que cumpla con su palabra.

Pero el problema más inmediato que deberá afrontar es el conflicto en Siria, que se ha cobrado ya la vida de 36.000 personas desde que comenzó en marzo de 2011.

El primer ministro canadiense, Stephen Harper, felicitó ayer al reelecto presidente, para de inmediato ofrecer sus servicios: “Deseo seguir trabajando con el presidente Obama en acuciantes problemas económicos globales, así como en desafíos a la seguridad, como los de Siria e Irán”.

En una primera reacción luego de las elecciones realizadas este martes en el país del norte, el periódico cubano “Granma” dijo que Obama tiene en sus manos “un país extremadamente polarizado en lo interno y empantanado en el orden exterior”, por su política belicista en Oriente Medio.

Vista esta realidad desde el Sur de América, no hay la menor duda de que la victoria de los demócratas en Estados Unidos debe ser muy bien vista, porque la otra opción no era otra cosa que la victoria de las ideas más conservadoras.

Pero esta visión optimista no nos debe llevar a olvidarnos de que Estados Unidos es la manifestación de una inmensa paradoja, en que las prácticas imperiales y guerreristas emergen desde una sociedad democrática como es la estadounidense, que en las últimas décadas se ha ido perfeccionando. Es que el capital financiero, la industria de guerra y los privilegios militares mandan, cuando se mira fuera de fronteras, por encima del poder de los presidentes.

 

Volver arriba