AFFAIRE PLUNA

Lo que dejó la interpelación

Lo actuado por el presidente del BROU, nada menos, amerita la renuncia como mínimo si se tiene dignidad. Lo del ministro Lorenzo puede no ser tan grave aunque es bueno destacar que es el heredero del “otro”, hoy presidente de la Asamblea General, senador Astori. Que en definitiva, junto con Tabaré, son los verdaderos padres de la criatura y responsables directos del default de Pluna. El senador Gallinal lo invitó a bajar al ruedo, a defender su antigua iniciativa. Bajó, es cierto, pero no a defender el default de Pluna.

No vamos a abundar en explicaciones técnico-parlamentarias que se publicitaron por radio y prensa, en general, con generosidad. Sería ocioso reiterar las irregularidades y avales inmorales, con presuntas pérdidas millonarias para el país, presiones e influencias ajenas al gobierno de particulares, que terminan pareciendo verdaderos “jefes” en las sombras, ante la pasividad o activa justificación de parte del gobierno. Tanto es así que el propio MPP, grupo duro si los hay dentro del Frente, se calló la boca. Ningún representante “emblemático y pesado” del sector dijo ni “pío”. ¡Y la verdad, que tienen razón! Me imagino la decepción humana y natural, después que durante tantos años cuestionaron la moral y la honestidad de los partidos fundacionales o tradicionales, lo que los llevó incluso a organizar movimientos armados donde tantos compañeros de ellos y rivales fueron torturados y muertos, hoy se encuentran como niños engañados.

¿Qué iban a defender? ¿A López Mena? ¿A Calloia, Lorenzo y Astori y sus boys? Optaron, y es lógico, por el mal menor. ¡Se hicieron los distraídos! Pero eso, a mí no me duelen prendas. Quiero, y tengo derecho a hacerlo, juzgar a mi partido Blanco ¡Estoy muy satisfecho! ¡Fue sin dudas un gran triunfo de la verdad nacionalista! Oí, y leo, con orgullo, exposiciones de sus representantes y de líderes como es el senador Larrañaga, en defensa de compañeros agraviados infamemente por Calloia, esgrimiendo razones de moral y valor cívico tan caros para los blancos. Excelente lo del senador Heber, que enfrentó, denunció y demostró coraje y buen blanquismo. Como Presidente del Directorio, dejó claro y contundente la rectitud de los planteos sobre temas tan delicados como el aval irregular otorgado por Calloia y el Frente. Y podemos señalar prioritariamente las excelencias del planteo del senador Moreira, que abrió la interpelación demostrando un vasto y detallado conocimiento de toda la temática irregular en el problema de Pluna. Señalamos también al senador Gallinal, que puso en evidencia al “técnico” senador Astori, a quien invitó a dejar la salvaguarda de la presidencia del Senado y bajar a responder por lo que fue su responsabilidad en todo este “negocio” de Pluna que tan caro le resultará a la ciudadanía oriental. Que será, en definitiva, la que termine pagando los platos rotos del delirio aeronáutico frenteamplista.

Bueno también es dejar constancia, como blanco, del orgullo por la actuación de la mayoría de nuestros representantes; no obstante, hacemos la salvedad que nos hubiese gustado tener la presencia de algún destacado dirigente jefe que en momentos tan cruciales, como en el caso de Pluna, no estuvo presente. Como tampoco cuando se trató la despenalización del aborto. Desconozco la importancia que en lejanos países lo requerían, evitando estar comprometiéndose en tan trascendentes temas como la vida de criaturas o un tema económico vital para el país como el de Pluna. El doctor Herrera, no me cabe duda, se habría enojado mucho; él personalmente, nunca le sacó el “cuerpo a la jeringa” ¡Ni me callo, ni me voy! Los blancos siempre fuimos al frente. ¡No hay blancos jodidos! Mi saludo fraterno al senador Larrañaga. Se portó como un jefe. No solo defendiendo al partido y a la ciudadanía general, sino también a algún compañero al cual Calloia quiso comprometer malamente. Le cerró la boca al mejor estilo de Aparicio. El tema Pluna no se terminó y quedan etapas gravitantes para la economía del país. El Partido Nacional deberá seguir en sus trincheras, en aras de la integridad de la honradez pública.

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