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Europa en la encrucijada

editorial PUBLICADO el Viernes 16 de noviembre, 2012
La República Digital

Lejos de aplacarse, la crisis europea sigue haciendo estragos en el bolsillo de los menos privilegiados: desocupación galopante, rebaja del salario y de las pasividades, suspensión de las políticas sociales y un largo rosario de calamidades agobian a las clases medias y a los sectores más vulnerables.

La Confederación Europea de Sindicatos convocó a una protesta contra las medidas de ajuste fiscal y de recorte del gasto público –medidas impuestas por la troika para resolver la crisis financiera– que han tenido efectos trágicos para la población de los países de la zona euro.

Como siempre, es el sistema financiero el que pone las condiciones y el que dicta las recetas que los gobiernos deben aplicar sí o sí para que los bancos no pierdan ni un centavo. Ya lo señalaba Wilson Ferreira en 1971: “Se dice que la estabilidad bancaria, por ejemplo, es un valor supremo, que no hay derecho a comprometer jamás. Tengo la impresión, a veces, de que este es un valor creado por los banqueros, quienes han terminado por meternos a todos en la cabeza que el interés de sus instituciones es siempre el interés de la República. Y no es verdad”.

Por supuesto que es falso enunciar que el interés de las naciones coincide con el de los banqueros, pero evidentemente esa idea ha sido aceptada acríticamente por muchos, entre ellos, los gobernantes europeos, sean estos conservadores o progresistas. Es así que, con tal de salvaguardar la fortaleza financiera de los bancos, ponen en práctica lo que los banqueros aconsejan. Y, naturalmente, los “sabios” consejos apuntan a cortar el hilo por lo más delgado: el sacrificio deben hacerlo, como siempre, los que no “han sabido sentarse sobre los demás”; son ellos quienes deben soportar la austeridad para evitar que el sistema financiero se desestabilice. A los bancos los tiene sin cuidado que la austeridad sea un callejón sin salida, como sostienen los sindicatos que convocaron a la movilización; a los bancos solo les importa asegurarse que su capital siga incrementándose, y para ello cuentan con los gobiernos timoratos y genuflexos.

En este contexto debemos saludar la reacción de los trabajadores y sus movilizaciones contra las recetas neoliberales impuestas por los dueños del poder económico.

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