opinión

Bloqueo a Cuba: 186 países lo rechazan

La Asamblea General de la ONU votó el martes 13 por el levantamiento del bloqueo de EEUU contra Cuba por 188 votos contra 3 (EEUU, Israel y Palau) y 2 abstenciones (Islas Marshall y Micronesia). De hecho, las tres últimas islas citadas son protectorados estadounidenses, por lo que resulta que la única oposición a la moción votada proviene de EEUU, la potencia agresora, e Israel, su socio en sociedad (como diría Guillén) que procura arrastrarlo al ataque nuclear e invasión a Siria, como hicieron con la OTAN en Irak, Afganistán y en Libia.

Esta resolución, que además reafirma la igualdad soberana de los estados, la no intervención y no injerencia en sus asuntos internos y la libertad de navegación y comercio internacionales, refleja como ninguna otra la decisión prácticamente unánime de la comunidad internacional junto a Cuba y contra la agresión norteamericana. La votación es un récord absoluto. Supera incluso la del año pasado, en que reclamaron el cese del bloqueo 186 países, contra las mismas 5 negativas y abstenciones sumadas. La progresión de los votos afirmativos ha sido constante a lo largo de los 20 años sucesivos en que se reprodujo el debate sobre el tema en la Asamblea General. Comenzó el 24 de noviembre de 1992, en la 47ª sesión, con 59 votos afirmativos, 3 negativos (los mismos que ahora) y 71 abstenciones. El número de estos últimos se fue reduciendo sensiblemente año a año, para pasar a engrosar la lista de los votos afirmativos y llegar al récord absoluto actual.

La gran pregunta es: ¿qué hará Obama? En los cuatro años que estuvo en la Casa Blanca los votos por levantar el bloqueo estuvieron entre 186 y 188. Al iniciar su mandato, anunció “un nuevo comienzo con Cuba” y agregó: “Creo que podemos llevar la relación entre los Estados Unidos y Cuba en una nueva dirección y lanzar un nuevo capítulo de acercamiento que continuará durante mi mandato”. No obstante, el bloqueo contra Cuba ha recrudecido en estos 4 años, en particular en su dimensión extraterritorial. Otro dato fundamental es que en Miami y la Florida, donde anida el sector más recalcitrante de la mafia anticubana, Obama ganó la elección. A la vista de estos antecedentes, se renueva la pregunta: ¿Qué hará el reelecto presidente en los próximos cuatro años en relación a Cuba? ¿Mantendrá la política agresiva de los 11 gobiernos que lo antecedieron?

El reclamo del cese del bloqueo a la isla se ha expresado en numerosos foros internacionales y en cumbres iberoamericanas. Al abrir los debates en este mismo período de la Asamblea General, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, reclamó el fin del bloqueo: “Está más que llegada la hora de poner fin a este anacronismo, condenado por la inmensa mayoría de la ONU y referido a un país hermano, querido de todos los latinoamericanos y caribeños, Cuba”. Agregó que la isla ha avanzado en la actualización de su modelo económico y para seguir adelante necesita el apoyo de aliados próximos y distantes. Sin embargo -precisó- la cooperación para el desarrollo de Cuba es perjudicada por el bloqueo económico que desde hace décadas golpea a su población. Exactamente, ya hace más de medio siglo, desde 1962.

Por su parte, el presidente boliviano Evo Morales expresó que un reconocimiento al voto latino que contribuyó de manera destacada a que ganara la elección, debería llevar a Obama a levantar el bloqueo a Cuba.

El canciller cubano Bruno Rodríguez Padilla, al fundamentar la moción sobre el tema “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, señaló que los daños acumulados ascienden hasta el año 2011 a un billón sesenta y seis mil millones de dólares, más de un millón de millones, calculados de manera rigurosa sobre la base de la depreciación del dólar respecto al oro. Y detalló los perjuicios ingentes que ello provoca en muchos campos, como las especialidades médicas, mencionando ejemplos conmovedores.

En el tramo final, a nombre del presidente Raúl Castro, propuso a EEUU un diálogo bilateral para avanzar en la normalización de las relaciones mutuas, sobre bases recíprocas y de igualdad soberana.

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