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Opinión

Vigencia del batllismo

Editorial PUBLICADO el Domingo 28 de octubre, 2012
La República Digital

Se está dando un debate en el seno de la izquierda acerca del batllismo, sus características, su contenido ideológico y, fundamentalmente, la impronta que dejó en nuestra cultura.

Denostado por sus adversarios –no solo los blancos sino, también los colorados riveristas y las autoridades eclesiásticas– don Pepe Batlle fue duramente combatido por sus ideas progresistas, tanto en materia política como social.

Fue tildado de autoritario e intolerante, y acusado de socialista y prosoviético. Es en cierto modo explicable, si tenemos en cuenta que sus reformas apuntaron a mejorar las condiciones de vida de los postergados, a fomentar la actividad sindical y a desarrollar políticas de corte nacional. Precisamente este año se cumple el centésimo aniversario de la creación de la empresa estatal de energía eléctrica, la UTE, hecho que se inscribe en un proyecto de país bien diferente del que proponían las fuerzas conservadoras. Un proyecto de corte socialdemócrata que, teniendo en cuenta la coyuntura de la época (las primeras décadas del siglo pasado) y las características del país, resulta francamente revolucionario.

Muerto Batlle en 1929, sus herederos políticos debieron enfrentar los intentos de restauración conservadora impulsada por el riverismo y el herrerismo, que desembocaron en el quiebre institucional de marzo de 1933. Sin embargo, aun derrotado, el batllismo había dejado su huella indeleble en el país y en su clase política, y renacería años más tarde con renovado vigor cuando el delfín de José Batlle y Ordóñez, su sobrino Luis Batlle Berres, asumiría el control del Partido Colorado e inauguraría la etapa conocida como neobatllismo.

A partir de mediados de los años sesenta, el ideario batllista fue perdiendo peso en la interna colorada. El partido empezó a ser controlado por una suerte de “neo-riverismo” encarnado en Pacheco Areco y su gobierno de figuras provenientes del terrismo, representantes de la rosca oligárquica; exactamente lo opuesto al batllismo. Esta realidad llevó a que dirigentes imbuidos del ideario batllista se vieran obligados a abandonar el lema para buscar alternativas políticas donde hubiera lugar para el batllismo.

De ese modo, paulatinamente, el coloradismo se vio despojado de su ala de izquierda y pasó a ser representante de las clases conservadoras, sin espacio para propuestas progresistas.

El ideario batllista, el auténtico batllismo, se expresa hoy en el Frente Amplio; y no exclusivamente en los sectores que se proclaman batllistas, sino que está presente en las propuestas programáticas de prácticamente todos los sectores que integran la coalición de izquierdas.

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Un Comentario

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  1. Pero cómo… no era que hasta el 2005 habían transcurrido 160 años de neoliberalismo en Uruguay?. Estamos todos locos?.