editorial
Pensábamos dedicar esta nota a la estigmatización de los “marginales”, pero hay un hecho que causa escalofríos: un asesino serial -o varios- andan sueltos por Montevideo sin que haya ninguna alarma social. Alguien -o algunos- están matando transexuales en forma sistemática, con un modus operandi reconocible. Desde el destripador de Londres, los asesinos seriales son algo recurrente entre los temores de los habitantes de las ciudades. Y en las artes comerciales. Pero Montevideo parece no haberse dado cuenta. La Policía no emite comunicados diarios sobre el estado de las investigaciones. Parece no ser un peligro para la gente normal.
Y aquí entramos en el tema que teníamos pensado. ¿Cuál es la utilidad de la clasificación de “marginal”? El sociólogo polaco Zygmunt Bauman se preguntó lo mismo en su libro “Trabajo, consumismo y nuevos pobres”, tras recorrer el origen de la ética del trabajo en los albores de la Revolución Industrial, cuando los pobres no querían entrar en esos infiernos llamados fábricas, y luego repasar los cambios sociales que llevaron a que lo característico de nuestra sociedad sea el consumo, no la producción.
El término clase obrera implica algo ligado a un todo y necesario para el funcionamiento social. El término clase baja alude a un mal momento en una sociedad con movilidad. El término clase marginal (en inglés underclass: subclase), en cambio, alude a lo excluido; peor, a lo prescindible en una sociedad, como la europea de los 90, que estaba disminuyendo rápidamente el número de trabajadores. Si cuando aumentaba la desocupación subían las bolsas porque quería decir que las empresas se estaban “saneando”; si, a diferencia del filo de 1800, más producción no implica más operarios, ¿por qué resurgió de golpe la ética del trabajo como piedra de toque de las personas?
Bauman encuentra un puñado de buenos motivos. Si las empresas ya no precisaban tanta mano de obra sana y educada, el Estado de bienestar podía desarmarse. Pero si se desarmaban las prestaciones universalistas, como el sistema inglés creado por Beveridge (quien se decía seguidor de José E. Rodó), los servicios para pobres comienzan a ser pobres servicios, y lo que es peor, los impuestos para mantenerlo empiezan a pesar en quienes no los utilizan, con el resultado de estigmas, victorias electorales conservadoras y fin de los mecanismos de integración social (lo que aquí se elogió de la escuela vareliana ahora lo está reconstruyendo el Fonasa).
El término underclass se popularizó con artículos de 1977 y años siguientes, cuando la Guerra Fría ya no asustaba y los ataques terroristas no tenían la magnitud necesaria para disciplinar. Bauman afirma que la clase marginal es una invención, no porque no existan seres con situaciones difíciles, sino porque es un rejunte de categorías diversas: desempleados, madres solteras, madres que reciben asignación del Estado, personas que no terminaron bachillerato, gangsters, traficantes de drogas, etc.
Una de sus funciones, es precisamente estigmatizar a todos esos sectores que solo tienen en común “que nadie los precisa y todos vivirían mejor si no existieran”. En segundo lugar, crea un frente común de solidaridad entre todos los “normales” y los prescindibles. En tercer lugar, concentra un fantasma de peligro y delito, papel que, como se vio, la Guerra Fría ya no cumplía. En cuarto lugar, si se demuestra que esas personas viven en estado excluido porque son moralmente defectuosas y hacen malas elecciones, se tranquiliza la conciencia social contra los naturales impulsos solidarios. Ya no son un problema nuestro ni son un problema social, son un problema para la Policía. La política correcta -esto se escribía con todas las letras- es resistir el impulso de ayudarlos para obligarlos a tomar las decisiones correctas.
¿Por qué hablar de eso en un Uruguay de 2012, con un gobierno cuya política es de integración, de ampliar la asistencia y de impedir que el desarrollo se financie con desocupación o bajas salariales? En primer lugar, porque uno de los caminos para dejar de ser una sociedad fragmentada quizá pase por dejar de utilizar categorías, como marginal, creadas con un propósito opuesto.
Y, en segundo lugar, porque 30 años de propaganda neoliberal hicieron mella. En la indiferencia a los asesinatos seriales, en el odio a los hurgadores, en la concentración de fantasmas en torno a los jóvenes como fuente del delito (ayer se supo que están involucrados en solo 9,7% de las causas penales), en diversas apariciones esporádicas contra los planes del Mides. Muchas provienen de la derecha, pero otras de frenteamplistas.
Andrea Foglia evalúa si seguir con su carrera como velerista, luego de su participación en Londres 2012. “No lo tengo decidido. Me gustaría poder retomar otras cosas”, confesó.
Biguá se enfrentará al fusionado del Parque Rodó a partir de las 21.15 horas en el gimnasio de la calle Vázquez Ledesma. En el mismo horario habrá dos encuentros más por la quinta fecha de la Liga: Hebraica Macabi- Cordón y Bohemios- Olimpia.
Fredy Varela, presidente de El Tanque Sisley, termina hoy de juntar las firmas para habilitar un Consejo de Liga que permita presentar ante la Mesa Ejecutiva el pedido de postergación de la 7ª fecha del torneo Apertura fijada para el sábado 13 y el domingo 14 de octubre.
Finalizó la cumbre entre países de América Latina y países árabes. Allí participó el presidente José Mujica, que expuso en defensa de la democracia y mantuvo reuniones con autoridades incaicas para mejorar el intercambio comercial. Vea el video de la televisión peruana.
El próximo martes 9 la Cámara de Diputados votará un proyecto de Ley que apunta a definir la esterilidad y la infertilidad como “enfermedades crónicas” y en base a ello obligar a que tratamientos de fertilidad se incluyan dentro de las prestaciones de asistencia que obligatoriamente deban brindar las entidades públicas y privadas del Sistema Nacional Integrado de Salud.
El gobierno concluyó una “primera etapa” derivada de la liquidación de Pluna S.A, que permitirá saldar la deuda de U$S 136,8 millones que tenía el Estado por la compra de los aviones. La española Cosmo se quedó con los aviones.