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caudillo blanco

Timoteo

Jorge Saravia PUBLICADO el Lunes 22 de octubre, 2012
Jorge Saravia

En el artículo anterior intenté mostrar al héroe épico; en este mostraré otros aspectos. Es necesario dignificar al caudillo blanco: Timoteo Aparicio y Aparicio Saravia en su significado político y nacional.

Comienzo con una clasificación: existen dos tipos de caudillos, el caudillo carismático puro, como los colorados Rivera y Flores, quienes hicieron la guerra, derrocaron al gobierno y tomaron el poder; y el caudillo carismático de situación, como Timoteo Aparicio y Aparicio Saravia: se levantaron en armas por una situación determinada, logrado el objetivo, vuelven a la vida cotidiana. Rivera presidente constitucional (1830-1834), en 1838, a 5 meses de la finalización del gobierno constitucional de Oribe lo derroca y toma el poder. Flores apoya a Rivera en la Guerra Grande, ayudó a derrocar el gobierno de J. Francisco Giró y formo el gobierno provisorio con Rivera y Lavalleja; en 1864 invade por tierra y agua ayudado por el imperio brasileño, derrocando al presidente constitucional Bernardo P. Berro. Los caudillos que iniciaron una revolución para tomar el poder son caudillos carismáticos, pero Timoteo Aparicio, “hombre de Oribe”, como lo definiría él, peleó en la Guerra Grande, defiende a los presidentes constitucionales J.F. Giró y Bernardo P. Berro y en 1870 se levanta contra el presidente constitucional Lorenzo Batlle.

Y bien, ¿cuál es la situación por la que Timoteo se levanta? Los padrones electorales, la persecución a los blancos por el hecho de ser blancos, el sistema electoral era inexistente y dependiente del gobierno colorado, no existía un registro de los ciudadanos, el voto no era secreto ni universal, el partido blanco no tenía representación proporcional, la Revolución de las Lanzas (1870-1872) fue una revolución cívica, exige el voto secreto, universal, masculino y la representación proporcional e ir creando un sistema electoral no dependiente para que blancos y colorados fueran respetados por igual. Ante la imposibilidad de resolverlo en las urnas, lo resolvieron por las armas.

En su proclama expresa: “En nuestra frente hay una divisa con los colores de la patria y no por mezquinos intereses personales”. “Vamos a volver al pueblo, al goce tranquilo de sus derechos. Ninguno de nosotros aspira al mando supremo. El interés común nos fuerza hacia la guerra”. En cuanto al ministro de Relaciones Exteriores de Argentina mediador para la paz: “Los ciudadanos comprometidos en la revolución no abrazamos ninguna ambición personal, ni de odio, ni de exclusión de nuestros adversarios políticos”.

En el cierre de campaña (abril de 1872) expresa: “Nosotros grandes ciudadanos en las urnas, como generosos y valientes soldados en la pelea. Tales son los votos del que habiendo llegado a ser vuestro jefe, se retira hoy a la humilde posición que ocupara antes de la guerra, rezando al cielo, no se renueven jamás los dolores de la guerra”. Por límite de espacio no puedo comentar estos pasajes, les pido lo hagan ustedes desde el corazón y la razón, y vean bien lo que es un caudillo carismático de situación.

¿Recuerdan la importancia de la tradición, identidad e ideología en la permanencia de los partidos políticos? En Timoteo cada una de ellas está presente, al no divisar la patria-nación con esa carga emotiva de tierra-hombre-cultura propia, el bien, el interés común base del republicanismo y aquello que tío Mauro y mi abuela me contaban: “Los colorados son el poder, el poder sí, por el poder” estaban mostrándome lo que luego supe: una definición al caudillo carismático puro. En esa lucha, desde y en la campaña, estaba el germen de Artigas: federalismo opuesto al centralismo de Montevideo. Redimir la campaña, reavivar estos principios será nuestra tarea y pido me ayuden en ella.

Timoteo y Aparicio son jefes políticos en armas, en esto radica la originalidad de ellos, su valor histórico y mas su valor político: “En medio de nuestros administrativos, de nuestras sangrientas luchas intestinas, no habrá gobierno capaz de afirmar y garantizar la paz, el orden y las instituciones, si no se apoya en la opinión pública”. En su última proclama: “Si como lo creo firmemente el sufragio popular, ante el cual hemos inclinado nuestras armas, sea una verdad en todo el país, si la reconstrucción de los poderes públicos y de tener por única base la voluntad nacional libremente expresada en las urnas electorales, se realiza, podemos decir con orgullo que la victoria ha sido nuestra, sean cuales sean los hombres o partidos que vayan al poder, llevados por la práctica de las instituciones democráticas”.

¡Cuánto debe el país a Timoteo!

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2 Comentarios

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  1. Armando Muniz

    ESTE ARTICULO MERECE DOS COMENTARIOS. EL PRIMERO ES CONTRA QUIEN HA PRESENTADO DENTRO DE LA REPUBLICA A ESTE INDIVIDUO COMO “blanco”. YA NO EXISTEN MAS DESDE 1999 CUANDO SE MEZCLARON Y VOTARON A UN COLORADO, BATLLE IBAÑEZ QUE NO QUIEREN RECORDAR. Y EL SEGUNDO CUANDO AL FINAL ESCRIBE : “¡Cuánto debe el país a Timoteo! HAY QUE DECIRLE QUE NADA, Y QUE NO SE AFILE QUE EL NO VA A COBRAR.

  2. Geronimo Salas

    COMPARTO CON MUNIZ Y AGREGO QUE HACER HISTORIA EN UN MEDIO ES MEDIO ZONZO…EL PRESENTE IMPONE HACER UNA HISTORIA DE HOY, BASTANTE BASTARDEADA.
    ENTONCES SARAVIA, ZAPATERO A TUS ZAPATOS, PERO NOTO QUE ANDAS DESCALZO.