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editorial

Tambores de guerra en Medio Oriente

Leopoldo Amondarain PUBLICADO el Sábado 6 de octubre, 2012
Leopoldo Amondarain

Según informaciones de prensa, la guerra en Oriente podría comenzar en seis meses. Pasado el razonable tiempo electoral en EEUU, Israel asegura que Irán tendría el uranio necesario y suficiente como para crear la bomba atómica. Ello explica la exigencia de Netanyahu de bombardear las bases militares y territorios persas.

Irán jura y asegura que el poder atómico sería para fines industriales, médicos, farmacéuticos y técnicos; o sea, pacíficos. Ni unos ni otros, pueden probar sus destinos y mucho menos intenciones más allá de las expresiones verbales. A las amenazas de un lado siguen inmediatamente las recíprocas similares del otro.

Es obvio para el sentido común que la parte más amenazada en este caso son los iraníes que Israel aconseja bombardear, y por ende no puede obviamente “achicarse” o ir a menos. El que achica pierde, en cualquier evento que elija incluyendo los bélicos por supuesto. Y la situación es ya de por sí monstruosa. El mundo debe esperar pacientemente, soportar otra guerra más y de proporciones mayores que las últimas, dado el poderío bélico y económico de las partes. Irán no es Irak ni siquiera Palestina, que también reclama y con absoluta razón por una patria soberana, y la propia Afgania, que son menos poderosas que los persas.

Esto sin perjuicio que todos ellos, en caso de una confrontación bélica, probablemente tomen partido por Irán. O sea, no es aventurado prever que se apronta una guerra atómica. ¡Y cuidado! Nadie de los que se escandalizan sobre el peligro de que los persas puedan tener poder atómico como aseguran, carece de bombas atómicas en cantidades industriales. Cosa que nadie controló ni reprueba. Máxime que, como se sabe, las usaron y demuestran querer volver a hacerlo cuando se les ocurra sin garantía alguna. O sea, lo que se le prohíbe a Irán no se le controla ni limita dando “canilla libre” a los que se escandalizan y ya lo tienen.

El famoso “club de los diez” ha ido engrosando el stock atómico, y lo usan como elemento intimidatorio con el resto del mundo. Nosotros, aparentemente, estamos lejos. Pero en una guerra de este tipo, atípica por su destrucción y alcance, las esquirlas nos chicotearían a todos. Seis o siete meses pasan rápido. No es un plazo tan largo que pueda permitirse tomar previsiones y distancias. La dichosa “globalización” alcanza a todos lados, sin pedir permiso o dar opciones.

Todas las últimas guerras tienen los mismos promotores imperiales e iguales víctimas (países del tercer mundo) que son los que verdaderamente las sufren. El diálogo diplomático y sus entendimientos deberían primar sobre ambiciones petroleras e imperiales. Claro, el tema, que podría resolverlo la ONU, no lo pueden resolver los organismos internacionales pues en definitiva les sirven a los más poderosos y fuertes. Es lo que pasa hoy.

La ONU no puede evitar, por mejor intención que tenga su secretario Ban Ki-moon, que la tiene, semejante incendio devastador de esta presunta futura guerra. Otros medios u organismos que no tienen intereses imperiales, como son las distintas religiones espiritualistas (léase católicas, ortodoxas, islamistas, etc.), podrían intervenir dando soluciones. No sería la primera vez en la historia de la humanidad que grandes confesiones o iglesias mundiales sirven de árbitros y solucionan controversias incluyendo bélicas. Ejemplos abundan.

O sea, quienes no tienen el interés material del petróleo o de las grandes producciones del poder materialista, sino que priman principios espiritualistas y pacifistas, podrían dar soluciones. Los tiempos cambian, como es obvio. Pero antes que otra Hiroshima y Nagasaki reviva, no es de despreciar pedir una mano a recursos pacifistas superiores.

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2 Comentarios

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  1. El mes pasado, Fereydoun Abbasi, jefe de la Agencia Iraní de Energía Atómica, reconoció al diario al-Hayat que en ocasiones ellos le minitieron a la AIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica). El pasado marzo, Yikiya Amano, jefe de la AEIA, dijo a la prensa que Irán rechazó recientes intentos de supervisar su programa nuclear y a la par ha habido un incremento del ritmo de enriquecimiento de uranio. Irán no busca el usao facífico de la energía atómica, para lo que le bastaría centrifugar a un ritmo de 3.5-5, pero su centrifugación en muchísimo más alta y está dirigida a propósitos militares, cosa inadmisible si se tiene en cuenta las repetidas declaraciones genocidas de su anhelo de destruir al Estado judío. La ilusión de un supuesto programa iraní con fines pacíficos es una mentira. El coste de construcción de una central nuclear en Irán es de unos 1.500 millones de dólares, 3 veces más que planta moderna de gas de igual rendimiento.

  2. El autor “olvida” mencionar las declaraciones de los líderes iraníes amenazando con destruír a Israel.
    Declaraciones que han ameritado la condena del Secretario de la Onu y hasta del mismísimo Fidel Castro.
    Entonces, la posesión de arsenal nuclear en manos de dirigentes con esas amenazas de destruíra a otro país son para ser tomadas en serio.
    El dialogo diplomatico existe: lo que sucede es que Iran se niega a las inspecciones de sus instalaciones nucleares.
    Llama poderosamente la atención que el autor no incluya dentro de las religiones espiritualistas que podrían aportar al diálogo, a la religión judía.
    Salvo que entienda englobarla en la categoría de los etc.
    Lo cual de por sí constituye una exclusión que daría cuenta de una animosidad que explicaría la intención subyacente de esta nota.