editorial
La vieja controversia vuelve a instalarse por estos días en el organismo internacional.
El archipiélago de las Malvinas es un enclave británico en Sudamérica, vergonzoso resabio del colonialismo más rapaz. Es insostenible la postura del Reino Unido que se considera con soberanía sobre ese grupo de islas del Atlántico Sur: las Malvinas son parte indiscutible de la República Argentina en razón de su proximidad al territorio continental de esa nación hermana. Y no es de recibo aducir que los lugareños (los kelpers), al ser consultados, han expresado su deseo de seguir perteneciendo a Gran Bretaña; siendo colonos ingleses, ¿qué otra respuesta es dable esperar de ellos? Es la geografía la que indica que las islas son argentinas, y no los plebiscitos.
El Uruguay ha sido tradicionalmente defensor de la soberanía argentina sobre las islas, apoyando siempre al país hermano en sus legítimos reclamos, independientemente del color político del gobierno de turno. Cuando el general Galtieri embarcó a su país en la absurda aventura de ocupar militarmente las islas, muchos uruguayos apoyaron la causa a pesar de tratarse de la decisión de un gobierno dictatorial.
Felizmente, ninguno de los gobiernos posteriores al de la Junta Militar ha barajado siquiera la posibilidad de una solución bélica al conflicto. Antes bien, han centrado su reivindicación por los canales civilizados de la diplomacia.
Bueno es recordar que las Malvinas formaban parte del Imperio Español, y dependían administrativamente de las autoridades de Buenos Aires cuando se proclamó la independencia de los territorios que formaban el Virreinato del Río de la Plata. Por tanto, y según una regla universalmente aceptada referida a la sucesión de estados, el territorio insular se transformó en territorio argentino. Incluso en 1820 el gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata tomó posesión de las islas Malvinas y en 1825 se firmó un tratado de amistad entre Buenos Aires y Londres, luego que la corona británica hubo reconocido al nuevo país y sin que el país europeo hubiera cuestionado la soberanía argentina sobre el archipiélago.
Sin embargo, como apunta el jurista argentino Marcelo Kohen, “fue en el momento en que el establecimiento argentino en las islas se consolida en 1829 y que se crea la comandancia argentina, cuando algunos círculos en Londres señalaron la importancia estratégica de contar con una presencia en esta parte del mundo”. En 1833 Inglaterra invade las islas y toma posesión de ellas; desde entonces, vanas fueron las gestiones diplomáticas argentinas para retomar su soberanía sobre las Malvinas; vana fue, asimismo, la trágica aventura de reconquista militar ordenada por Galtieri en 1982.
Sostiene Kohen que “nunca hubo un tratado o un acto unilateral que reconociera una transferencia de soberanía de la Argentina al Reino Unido. Siempre Argentina protestó y no consintió el despojo; muchas veces se cree que estamos reivindicando algo que ‘a lo mejor’ fue nuestro y hoy ya no lo es, pero los argumentos son sólidos y la prueba de eso es que desde un inicio el gobierno británico se negó a entrar en discusiones frente a las protestas argentinas, una típica posición de fuerza británica”.
Como decimos al comienzo, la postura inglesa favorable a una consulta a los habitantes para que sean ellos quienes decidan la cuestión, resulta francamente inaceptable. Inglaterra nunca fue partidaria de que el principio de libre determinación de los pueblos tuviera un carácter jurídico vinculante. Sin embargo, ahora el gobierno británico adhiere a ese principio para justificar su presencia ilegítima en las islas.
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General
11 octubre, 2012
10:59
Sobre este diferendo siempre habrá más de un punto de vista. Pero Uruguay pierde el tiempo al entrar en divagues sobre el tema. Ud. dice que la proximidad geográfica debe ser motivo determinante. Muy bien, entonces reclamemos las partes de Brasil, que nos corresponden, ya que existe una evidente proximidad geográfica. Tenemos también pruebas históricas que avalan defender esa causa más cercana a nuestros intereses. O no? Si consideramos a los kelpers como colonos, a pesar de que llevan como cien años radicados en las islas, quizás España podría considerar a los uruguayos como colonos y sacarnos del forro. Qué le parece? También se olvida ud. que cuando la dictadura militar argentina invadió para reconquistar por la vía bélica, Uruguay recibía a los heridos británicos. Y también se olvida de nuestra isla Martín García, que los argentinos nos arrebataron. Qué le parece? No sea alcahuete.